Herederos de nacionalidades diferentes con lazos peculiares e inquebrantables.
Años pasaron desde aquél día, crecieron convirtiéndose en adultos. En su reencuentro la lujuria les ganará y en el juego de la pasión caerán.Tratarán de huir de su lado o...
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—Maltido Horus—gruño golpeando más fuerte.
Perdí la apuesta contra él y ahora estoy cortando leña en medio del bosque con hambre y calor. Doy hachazos fuertes y certeros cortando los trozos de madera por la mitad, alzo el hacha preparándome para el siguiente corte cuando soy interrumpido por una flecha que se clava en el tronco. ¿Qué?
Busco el origen de la flecha, pero no hay nada, el bosque está en completo silencio.
—Pero...que mierda—susurro desconcertado.
Arranco la flecha con brusquedad para verla mejor. La punta dura y afiliada es de color blanco mientras que la muesca y el resto, es violeta. Mi atención va a la marca grabada en la muesca la cual es una A entrelaza por con una rama de olivo y una especie de rayo. Siento que he visto esto antes, pero ¿En dónde?
Mis oídos captan el sonido de algunas ramas crujir a mi espalda.
—Lo siento, no pretendía asustarte—me sobresalto cuando escucho su voz suave cuya melodía me viene atormentado desde hace semanas.
Atenea aparece ante mí. Mis ojos se abren al ver como viene vestida parece que acaba de salir de un cuento.
Lleva un traje deportivo que consiste en una falda pantalón blanca y un top color lila con cierre adelante, la verdad eso me desconcentra un poco. Su cabello castaño está atado en una coleta alta con un par de hebras sueltas, su respiración está acelerada y sus mejillas de un color carmín.
Verla así hace que los recuerdos lleguen a mi mente.
Desvío mi vista al gran arco blanco y violeta que tiene en la mano, carga muñequeras que llegan hasta sus antebrazos y una especie de arnés que sostiene las flechas.
—¿Quién eres? ¿La novia de Robin Hood?—me burlo viéndola.
—Puede ser—hace una mueca.
—Te falta una capa, ya sabes...para terminar de completar el personaje — la señalo.
—Bueno, en realidad tengo una, pero no la uso—dice riendo.
—¿Por qué no me sorprende?—cuestiono para los dos.
Se acerca un poco colocando el arco en el suelo y yo sigo con mí trabajo.
—Quiero pensar que fallaste el tiro y no lo hiciste al propósito—le digo con algo de sátira.
—Nunca fallo un tiro y la última vez que lo hice tenía 14 —me mira con arrogancia y una sonrisa en los labios.
Es una muy linda sonrisa.
Atenea es extremadamente amable y buena para su propio bien, pero a su vez suele ser muy explosiva especialmente cuando se enoja, es arrogante, la maldad en el verde profundo de sus ojos sale a la luz y la astucia controla sus acciones.
