Capitulo 8 "Niña de oro"

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Me despierto cuando el sol golpea mí rostro y no entiendo porqué, si cuando me dormí las cortinas estaban cerradas

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Me despierto cuando el sol golpea mí rostro y no entiendo porqué, si cuando me dormí las cortinas estaban cerradas.

—¡Buenos días señor Sol! Vamos cariño despierta—el tono chillón de mi madre me da dolor de cabeza.

—Joder...¿Qué te pasa? Mamá ya no tengo díez años para que hagas eso—digo metiéndome bajo la cobija.

No es muy maduro de tu parte hacer eso, Horus

—Hice galletas de Red Veltet—dice cantarina.

Sin pensarlo me quito la cobija y me siento en la cama.

—Para mí sigues teniendo díez, solecito—me dice dándome las mejores de sus sonrisas, tanto que me hace reír.

—No es justo, sabes que muero por esas galletas —hablo yéndome al baño. Puede que sea un poco mimado, solo un poco

—Lo sé cariño, te espero abajo—me dice y escucho la puerta cerrar.

Me frotó la cara con pereza ¿Será buen día para no hacer nada? Puede que sí.

Tomo una ducha después de lavarme los dientes. Salgo envolviendo una toalla a mi cintura.

Me coloco un pantalón negro, camisa del mismo color y un gaban color vinotinto. Hace frío estos días. Estoy por colocarme el Rolex cuando la pantalla del móvil se enciende con la llamada entrante.

Verónica

¿Le contesto? ¿La ignoro? Ya ni sé que hacer con ella, siempre va y viene cuando quiere y no necesito ninguna distracción en estos momentos. Decido ignorar la llamada y apago el móvil.

Bajo las escaleras mientras el delicioso olor de la comida se cuela por mí naríz, entro a la cocina encontrando a mamá hablar por teléfono en su idioma—lo que me confunde un poco—Y papá solo comiendo su desayuno lentamente.

—Buenos días traviesos—digo sonriendo.

—No te hagas el chistoso y supéralo—habla papá viéndome mal.

—Jamás—le digo tomando un vaso para servirme jugo.

Empiezo a comer, pero me distraigo cuando mi madre me habla.

—Horus, Khissa me dijo que los nuevos modelos que enviaste ya llegaron a Suhag—informa. Esa es una buena noticia, los nuevos proveedores están contentos con lo que he hecho y más cuando se enteraron que mucha competencia para adquirirlos.

La mayoría son Jeques multimillonarios que buscan joyas para sus esposas o simples empresarios queriendo gastar.

—Excelente, ya tengo compradores para algunos modelos—confieso.

—Eso también me lo dijo—me sonríe.

—El viernes tenemos que viajar a Londres para la gala de presentación—interviene papá después de un rato.

Dioses Herederos (LIBRO 1)Where stories live. Discover now