Capitulo 4 "Hola ojitos"

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Hades (15 años)

Hoy es 27 de Marzo cumpleaños de Atenea. A mi madre le ha llegado una tarjeta de invitación la cual parecía vomito de arco iris. Ares le ha gustado y como no, si le gusta todo lo que tenga que ver con Atenea.

El mes pasado ella le regaló una barra chocolate con trozos de maní y Ares se lo ha comido sabiendo perfectamente que es alérgico, pero no le importa, ya que le gusta todo lo que venga de Atenea.

Patético

Terminando de calzarme los botones de mi camisa de mangas largas negra visualizando mi reflejo en el espejo. Vestimenta negra con tenis blancos, el lazo violeta deslumbra entre el negro de mi camisa. Atenea me dijo que tengo que llevar algo de ese color, así que aquí estamos.

La puerta es abierta bruscamente por mí hermano

—¿Puedes tener la decencia de tocar la puerta?—cuestiono girándome hacia él.

—La tengo, pero no quiero usarla—responde—Quiero tú opinión sobre como me veo.

Lleva pantalón azul marino con una camiseta blanca con estampado morado y tenis blancos.

—Mi opinión es que...—me callo viendo su impaciencia—Pareces que te vomito un hada.

Me ve con mala cara antes de rodar los ojos.

—Pero a ella le gustara ya que también parece que la vomitó un hada y te aseguro que se vestirá como un arcoiris—termino.

—No hables así idiota—dice sacándome la lengua.

—Ya madura—me fastidia.

—Aja, ¿Ya tienes su regalo?—cuestiona caminando por toda la habitación.

—¿El de quién?—finjo demencia.

—Sabes de que hablo, fue suficiente peleas y golpes entre tú y Hela—dice mirándome a los ojo—Es hora de tratarse como adolescente normales.

No somos adolescentes normales.

Me giro dándole la espalda, pero sus ojos azules—característico de los Ackerman—con motas verdes—cosa que heredó de madre—se vuelven a encontrar con los míos en el espejo.

Tiene razón aunque no se lo diré jamás.

Fue suficiente de llantos y muñecas rotas, pero es que cuando estoy con ella me sale natural molestarla y la mejor parte es que no se queda callada ante mí provocaciones. Me da pelea.
La forma en la que sus mejillas se ponen rojas por la ira y como sus ojos se oscurecen y brillan cuando la retan. Es una preciosa desquiciada.

Ay Hades no puede ser que hayas dicho todo eso.

—Tierra llamando a Hades, repito tierra llamando a Hades—dice Ares sacándome de mis pensamientos chasqueando sus dedos en mi cara.

Lo golpeo en la nuca para que se deje de estupideces.

—¿Crees que le guste?—le pregunto frunciendo el ceño.

—Claro que sí, Atenea me dijo que les siguen gustando las serpientes—dice con una mueca de asco—Así que no te preocupes, ella es tan... pues ella.

—Bajen de una vez, ¡Ya nos vamos!—grita papa desde el primer piso.

Tomo el cofre de terciopelo azul y salgo de la habitación junto con mi hermano.

Y solo pienso que lo acepte y no me golpeé. Tuve que ahorrar cuatro mesadas para comprar el estúpido regalo.

Mis padres nos esperan en el vestíbulo. Salimos de la casa caminando al auto que nos llevará al aeropuerto. Hay hombres de seguridad por todos lados a los cuales me acostumbre, pero veo que son muchos, sé que mis padres son una figura pública pero no imaginé que necesitáramos tanta seguridad.

Dioses Herederos (LIBRO 1)Where stories live. Discover now