Capítulo 19

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3:57am
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No sabía por dónde empezar ni qué decirle.
Me la quedé mirando mientras fumaba con esa camiseta corta que dejaba sus tatuajes al descubierto.

--¿Y bien? --preguntó soltando el humo del cigarro. --¿De qué querías hablar?

--Pues... eh... --me pasé las manos por los muslos. --Quería saber si a tí... te gustan las chicas.

Me miró levantando una ceja.

--Como habrás notado... Sí, me gustan las chicas. --contestó. --Pero también los chicos.

Asentí lentamente.

--Y cómo... ¿lo supiste?

--Porque me fijé en una chica. --contestó riendo. --Chris, ¿a dónde quieres llegar?

Tomé aire y lo solté lentamente.
Se acabó la timidez, Chris, acuérdate de las tres copas de vodka que llevas encima.

--Es que hace poco he comenzado a notar cosas... extrañas hacia una chica. --expliqué. --Pero a mí siempre me han gustado los chicos, a ver, que las mujeres siempre me han parecido guapas pero no he sentido...

--¿Atracción? --interrumpió y asentí. --Y ahora te sientes atraída por una chica. --asentí de nuevo. --¿Es la rubia de la pista?

Abrí mis ojos con sorpresa y ella rió.

--Chica, os he visto bailando y si tú también le atraes estás de suerte. --añadió. --Es preciosa.

Sonreí.

--¿Qué hago? --pregunté. --Es que a veces me quedo en blanco cuando la miro y otras solo pienso en besarla.

--¿Y lo has hecho?

--Sí, dos veces. --contesté mordiendo mi labio inferior.

--¿Y qué has sentido?

--De todo... --suspiré.

--Por algo se empieza. --dijo colocando su mano en mi muslo. --Si sientes que todo tu cuerpo te lo pide debes ir a por ello, tienes que vivir experiencias para encontrarte a tí misma porque sinó, siempre te vas a quedar con la duda si tienes miedo.

--Pero es que me pongo muy nerviosa y...

--¿Cómo crees que yo descubrí que también me gustan las chicas? --preguntó y yo me la quedé mirando esperando su respuesta. --Porque me lancé, experimenté y ahí fué cuando me di cuenta de verdad.

Natalia tenía mucha razón.
¿A qué le tengo miedo?

--Supongo que tienes razón. --contesté y ella sonrió, apartado su mano de mi muslo para seguir fumando.

--No te agovies, si te gusta ve a por ella. --me dijo. --Y si le tienes miedo al rechazo olvídate, nadie tendría el valor de rechazarte.

Una de las cosas que más me gusta de Natalia es que el coqueteo le sale así, al natural.

--Me has ayudado mucho. --le sonreí y me levanté del asiento. --Gracias.

--Cuando quieras. --se puso en pié y le dió un toquecito a mi nariz. --Y ahora me voy que el jefe me matará.

Me reí y nos despedimos con la mano.
Ay, Billie... Menudo lío me has montado en la cabeza.

Cuando estaba a punto de entrar al interior, escuché la voz de Christian.

--¡Eso! ¡Corre a follarte a otro!

Paré mis pasos y me giré, viéndolo en la distancia con una copa en la mano y con la otra sujetándose a la pared.
La camiseta blanca que llevaba se le había pegado al cuerpo por el sudor.
Estaba muy, muy borracho.

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