Capítulo 5

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3:30pm
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Estaba triste.
Hoy en el instituto Alex no me habló ni me miró en ningún momento y me sentí sola, aunque Christian estuvo pegado a mi en todo momento.

Ya todo el mundo sabía que habíamos vuelto a lo que sea que tengamos, y Josephine no tardó en venir a amenazarme.

"Ten cuidado, cariño, yo no me rindo tan fácilmente", me dijo.
Por una oreja me entró y por la otra me salió.
Que le den a esa pija.

Me sentía sola, como siempre que llegaba a casa. Mis padres normalmente volvían cuando caía la tarde y no hablaban conmigo porque tenían trabajo que hacer, y ahora que había aparecido Billie parecía como si se esforzaran en acabar todo el trabajo por la mañana para tener la tarde libre para ella, y así poder darle clases de repaso escolar.

Y me daba rabia.
Por mí no hacían eso.

--Tengo que volver al instituto. --escuché a mi madre. --Procura que aprenda este tema, cariño.

--Ya casi lo tiene controlado. --respondió papá.

--Sí, la verdad es que con usted parece todo más fácil. --le dijo Billie a mi padre.

Sentada en el sofá, giré la vista hacia la mesa y los vi a los tres sonriendo.

--Adiós, cielo. --me dijo mamá dejando un beso en mi coronilla.

Cuando terminé el episodio de Pequeñas mentirosas, Billie ya estaba recogiendo sus cosas.

--Chris. --dijo mi padre, deteniendo mi camino hacia las escaleras. --¿Podrías ir al supermercado? Tengo que irme urgentemente y no hay nada para cenar.

Suspiré.
Menuda pereza.

--Si me puedo quedar con el cambio, iré. --negocié.

Me miró mientras pensaba su respuesta.
Aún seguía castigada.

--Vale, pero que no se entere tu madre. --caminó hacia mí y me tendió un papel doblado con un billete debajo. --Ahí tienes la lista.

Desdoblé el papel para darle un vistazo a la lista de la compra y cuando quise quejarme mi padre ya había salido por la puerta.

--Se cree que soy Hulk o algo. --me quejé en voz alta.

--Te acompaño.

Ah, no me acordaba que seguía aquí.

--No hace falta. --le dije poniéndome las deportivas. --Puedo sola.

--Hoy tengo la tarde libre, te acompaño. --repitió caminando hacia la puerta. --Con esos bracitos no vas a poder con toda la compra.

--¿Y cómo sabes lo que tengo que comprar?

--Tu madre ha escrito la lista a mi lado. --contestó. --Anda, vamos.

Le regalé una mirada seria y salimos por la puerta.
El supermercado no quedaba muy lejos, por suerte.

--Qué frío. --dijo abrazándose a sí misma.

--Se ha nublado el día. --contesté mirando brevemente al cielo. --Va a llover.

Continuamos el camino en silencio, llegamos al supermercado y ella tomó una cesta.

--Agua, leche y refrescos. --leí en voz alta las tres primeras cosas.

--Chocolate para Chris. --dijo y la miré. --Tu madre ha escrito eso en la lista. ¿Qué chocolate es?

--Uno con almendras, mi favorito.

Continué mirando la lista, buscando las cosas y dejándolas en la cesta que sujetaba Billie.

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