Ahora era toda una mujer, una capaz de cuidarse sola. No podían reternerla a su lado, aunque ganas de hacerlo no les faltaban. Habían disfrutado su reencuentro pero había sido hora de avanzar, cada uno por su lado.

En sus pequeñas vacaciones iría con sus padres, los extrañaba y ya no había nada que les impidiera verse. Solo estaría unos días con sus ellos antes de volver con los Espectros. Sería bueno ver actuar a su familia una vez más, incluso pensó en subir a las cuerdas sin miedo a que una asesina loca fuera tras ella.

—¿Estás bien, cariño?

—Sí, mamá. Claro que sí, estoy aquí con ustedes.

—Ese viaje tuyo es demasiado peligroso, no me gusta.

—Ya hablamos de esto —Inej se encogió de hombros y apartó la mirada—. Es algo que he querido hacer por mucho tiempo, mamá.

—¡Estarías en menos problemas con Kaz Brekker!

Inej abrió los ojos de par en par. Durante su estancia en Ketterdam sus padres habían descubierto sus sentimientos por Kaz, no eran un secreto y ella era pésima para ocultarlo. Pero era un tema que ninguno había tocado abiertamente.

Sus padres veían a Kaz como su salvador, su protector. Había hecho hasta lo imposible por reunirlos, le debían más de lo que podían llegar a pagar. Y su madre no paraba de sugerirle que Kaz era un buen partido, que tenía la bendición de ambos si quería seguir adelante con eso.

Su madre no tenía ni idea de lo que significaba estar cerca de Kaz, no realmente. Ella se había encargado de que no lo averiguara, podía saber mucho de lo que había hecho pero dejar que su imaginación volara no era lo mismo que verlo frente a ella. 

—Mamá, créeme cuando te digo que si estuviese con Kaz estaría en problemas aún más grave. Seguro ya debe estar planeando meterse en alguna fortaleza inquebrantable o algo así.

—Sí, pero él siempre busca la forma de cuidarte. Es lo que Jesper y Wylan dijeron, yo misma lo comprobé cada vez que estuve con él.

—Solo fueron un par de veces, mamá.

—No se necesita nada más para conocer el carácter de un hombre. Y ese muchacho está muy enamorado de ti.

—Mamá, conoces el carácter de los hombres suli. Y esos no se parecen en nada a los de Ketterdam. Puedo asegurarte que Kaz es mucho peor de lo que piensas. No niegues ver lo que está frente a ti, aunque puedas decepcionarte.

Inej salió del carromato con las mejillas sonrojadas, lo último que necesitaba era a su madre hablando de cómo era una necia por abandonar a Kaz. Ya habían tenido esa conversación varias veces, no quería tenerla en ese momento. No cuando su padre estaba por salir a escena.

—¿Tu madre está molestándote otra vez con Brekker?

—Sí.

—No puedes culparla. Kaz hizo mucho por nosotros. Tu madre está por hacerle un altar. No cualquiera lo arriesga todo por las cosas que parecen más imposibles.

—Esa es su especialidad, lograr cosas que nadie más podría hacer —Inej apoyó la cabeza en el hombro de su padre—. También es la causa de muchos de mis problemas.

—Haz demostrado que eres muy capaz de meterte en líos tú sola, cariño.

—Las malas costumbres se pegan, papá.

—A tu madre se le metió en la cabeza que vas a casarte con Kaz.

—¡Ay, por todos los santos! Dime qué no le ha dicho eso a nadie más. Ya tengo suficiente con escuchar y leer sobre eso al menos una vez a la semana.

Los Recuerdos De Inej [Inej Ghafa X Kaz Brekker] [Editando] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora