Cómo la rubia notara la ausencia de quién fue su almohada toda la noche, abrió los ojos con confusión, se los talló mientras se sentaba en la cama.

— ¿Sovieshu? — murmuró la joven mientras bajaba la mano y miraba adomirlada al emperador.

Este la miró sorprendido, ¿Acaso era normal que viera hermosa y tierna a una persona aún cuando esta recién levantada?

— Amira, yo...

— Lady Amira, ya llegué, fíjese que en el palacio se está...— Liliane entró a la habitación mientras hablaba pero se cayó al ver la escena.

Amira, una joven hermosa y soltera, estaba en su cama, con sus ropa arrugadas y despeinada. En cambio, el Emperador tenía sus ropas mal acomodadas, y podía notar que en la camisa de este estaba una mancha de labial rosa que ella le puso a la rubia el dia anterior.

— Ay Dios — murmuró la castaña sin saber cómo reaccionar.

— Creo que estamos en problemas — opinó la princesa despues de analizar la situación.

— Y en unos muy serios — habló Liliane mientras apretaba el puente de su naríz.

Sin importarle que el Emperador se enojara, lo agarró de los hombros y lo obligó a sentarse en una silla, este obedeció con desconcierto.

Luego de ello, fue con la rubia y la arrastró a su tocador para poder deserrendar su melena y poder limpiar su rostro ya que después la iría a bañar.

— Para empezar, hay varios rumores de ustedes dos — dijo mientras agarraba el cepillo y lo pasaba por el cabello rubio de la menor.

— ¿Rumores? ¿Que clase de rumores? — preguntó el emperador mientras acomodaba su ropa a como podía.

• • •

— Se rumorea que Lady Amira es la nueva concubina de Su majestad, el emperador — Respondió Laura intentando calmar su enojo mientras le servía su copa a Navier.

— Antes ya estaba este rumor, pero se disipó cuando se reveló que Lady Amira estaba siendo protegida por el ataque de los Whitemore — comentó Eliza mientras le servía la comida a la Emperatriz.

— Y aún más cuando usted la volvió en su aprendiz — opinó Laura mientras se sentaba de mala gana — ¡Lady Amira no sería capaz de traicionarla de esa manera! ¡Ella es un amor de persona! — exclamó la pelinaranja.

Navier miró a sus damas para después dirigir su mirada a la comida, sabía perfectamente que la princesa no la traicionaría de esa manera, al menos no aproposito, pero como días antes le había dicho que tenía la libertad de estar con quién quisiera, suponía que era cuestión de tiempo que ellos dos estuvieran juntos, y siendo sincera, no le molestaba.

Amira se había vuelto en alguien tan importante para ella que lo único que quería era su felicidad, la amaba como si de una hermana se tratase, la joven de alguna manera se había ganado su cariño sin la necesidad de hacer muchas cosas.

La Emperatriz miró la pulsera que siempre portaba desde su cumpleaños, una diminuta sonrisa se formó en sus labios al ver el dije de ave que esta tenía.

"Soy feliz si Amira lo es"

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— ¡Basta! — McKenna agarró una escoba y apuntó a Heinrey con esta como si de una espada de tratara.

— ¿Me estás amenazando? — preguntó el rubio con una voz de ultratumba.

— ... ¿Si? — dudó el peliazul — ¿Por qué pierdes los estribos cuando se trata de la princesa? — preguntó el chico con cansancio.

Lost princess » [Sovieshu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora