Capítulo 3

88 19 2
                                    

—¡Dinah, cuidado! —gritaron, cortando el lazo con Normani. Ella no llegó a reaccionar y volver a si misma cuando una lanza rozó su pierna y un líquido blanco comenzó a derramarse en forma de hilo—. Estas sangrando —dijo el chico respirando agitado, había trotado para llegar a ella. Movió sus manos en el aire sin saber exactamente qué hacer.

Si él no le hubiera dicho que estaba sangrando, ella no se habría dado cuenta, por supuesto.

—Calma. Solo me pondré una venda, está bien —respondió restandole importancia a la lastimadura mientras le sonreía al varón que la observaba aterrado. 

Ella corrió siete pasos y en el octavo su silueta comenzó a cambiar, tomando forma de animal.

El pelaje anaranjado claro brilló con el impacto de la luz del sol, Dinah se movía con tanta agilidad que era imposible que no se voltearan a ver, pues era una escena valiosa para guardar en la memoria; La futura líder y una de la pequeña manada de lobos que sobrevivió, trotando con la lengua fuera de la boca.

Dark Woods alguna vez fue una manada de lobos, pero una sangrienta guerra con los hechiceros había casi extinto a la raza. Dinah era uno de los pocos descendientes capaz de concluir completamente su transformación.

Se deslizó entre los corredores del gran castillo buscando a su madre, aunque el mandato era de su padre también, ella sabía que el control estaba en las manos de la mujer.

—¿Donde está mi madre? —Le preguntó al guardia que aguardaba en la puerta de la cocina. Su trabajo era mantenerse de pie, en caso de un ataque inesperado, decían, aunque parecía el oficio más estúpido y aburrido de todo el lugar.

El armamento generó un gran sonido para sus oídos altamente sensibles cuando se arrodilló ante ella y murmuró una respuesta; —Está en el jardín.

—Gracias —contestó en agradecimiento.

Se dirigió a la dirección más oculta del edificio. Movió ciertas piezas de lugar; había un mecanismo que abría un pasadizo que conducía a una habitación que contenía un portal, restaurado por Normani, capaz de teletransportar a lo más profundo del bosque; donde un lago estaba rodeado de mágicas plantaciones.

Caminó por el pasillo cuando todo encajó en su lugar y llegó a la pequeña cámara que contenía el portal. Compuesta por Ladrillos de color bordó brillante. De las cuatro esquinas del techo brotaba un pequeño hilo de lava que se perdía en huecos perfectamente ubicados debajo, para que nada fallara y el material magmático se fuera a las fosas de lava muy por debajo de la superficie.

Pudo permanecer de pie por unos segundos observando el lugar hasta que su cuerpo fue atraído por la fuerza que emanaba la puerta mágica, y la atravesó, se mareó en el proceso, todo se oscureció a través de sus ojos, y un segundo después estaba allí.

En el Jardín de Closion.

—Necesito hablar contigo un segundo —comentó tranquila transformando su cuerpo al suyo natural, miró únicamente la espalda de su madre mientras se acercaba. La reina no respondió—. ¿Podrías hacerme un favor? —añadió. Apretó su hombro cuando estuvo lo necesariamente cerca para llamar su atención, hasta que se percató del rostro desconfigurado de su madre, fue entonces cuando levantó la mirada y pudo ver cómo la magia en el lago había desaparecido.

—Alessandro. —Fue lo que dijo su madre.

Parecía algo irreal, no solo estaba en lo profundo del bosque, sino que también estaba bajo los poderes de un hechizo, por lo que nadie podía verlo desde afuera. Sin mencionar la civilización más cercana, que estaba a más de setecientas millas de distancia. Aunque los ayudantes reales sabían de la existencia del lugar, no tenían idea de cómo llegar.

Su madre la miró con reproche soltando una respiración profunda. —Mamá... —advirtió, sacudiendo la cabeza lentamente. Dinah sabía exactamente lo que estaba pensando. La reina tenía un pensamiento erróneo, pero muy factible según sus deducciones.

—Normani fue la encargada de crear un campo invisible y arreglar el portal —dijo seriamente.

—Ella no. No sería capaz, yo la conozco —respondió rápidamente.

—Solo porque la hayas visto un par de veces en toda tu vida no significa que sean confidentes. Sabía que no debía confiar en ella.

A los 15 años, Dinah apareció en la puerta de Normani, con la tarea de crear un campo imposible de atravesar alrededor del Jardín que, en ese momento, carecía de magia. Pero la reina consideró dos hechos:


Normani fue el cuarto y último conocedor del sitio.

Ella no pertenecía a Dark Woods.


"¿De que habla? Claro que no he sido yo"  —Se sorprendió al escuchar la voz de su amiga. Permitirle escuchar había sido un error, lo último que quería era que Normani se asustara.

—Madre escúchame, ella y yo somos buenas amigas, es la única que sabe todo de mí, no sería capaz de dañarnos.

—Eran solo unas niñas. No la conoces.

—Claro que sí, no sabes nada —contestó con desespero. La mujer mayor le otorgó una mirada dura que penetró a Dinah, debía guardar silencio si no quería sufrir consecuencias, pero no dejaría que dañen a Normani por algo que no causó. 

La reina se giró, caminando hacia el portal para volver y, posiblemente, abrir la búsqueda sin tregua de Normani Kordei para acabar con todo de la única forma que conocían, matando. 

—Nuestras mentes están unidas, hablamos todos los días —informó con el ceño fruncido mirando a su madre. La mujer frenó en seco, dejando el silencio para que su hija continúe, o tal vez sin creer el argumento—. Ella hizo un hechizo, leyó durante días el libro de poderes y practicó los movimientos, el último día que nos vimos lo intentó y funcionó. Podemos estar en el lugar de la otra, puede escucharme, yo puedo escucharla. Juro por mi propia vida que ella no ha sido.

Ante la cascada de información que había caído sobre ella, la reina se mantuvo estática en su lugar. Miró sobre su hombro a su hija, y cruzó el portal.

AmhernusTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon