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Lo mandón viene de familia y... los secretos también.

—Liane, dime la verdad, ¿coquetearás conmigo?

—Por octava vez, Tae-oh: Solo. Estaba. Bromeando— puntualizo con intolerancia—. Ahora deja de hablar y toca la puerta.

Bufa cruzándose de brazos.

—¿Por qué no lo haces tú?— pregunta sin voltear a verme.

¡¿Por qué se comporta de una manera tan infantil?!

—¡Porque es TU padre! —exclamo lo más bajito posible.

—Pero según tú, él es tu suegro— contraataca.

—Sí, ¡pero suegro falso!

Suspira y voltea a verme.

—¿Te gusto? —interroga repentinamente, sorprendiéndome.

Tranquis Liane, no te desesperes, solo es Tae-oh, el mismo chico que te cruzaste por casualidad de la vida en la calle y ahora intentas cumplir parte de un trato. No hay por qué alterarse.

Me la pienso por un momento, apoyando una mano en mi mentón para hacer la escena más creíble y suelto mirándolo a la cara:

—Sí —Sus ojos rasgados reflejan sorpresa y veo como aprieta los labios, formando una fina línea en ellos. Prosigo—: Por ejemplo: me gustan tus atuendos formales, tu cabello castaño y... ¡oh! Lo que más me gusta de ti son tus ojos— digo señalando los míos con una gran sonrisa—, me recuerdan a las mostazas caras que venden en las tiendas, mezclada con un poquito de mayonesa.

Me mira asqueado.

—No me refería a ese tipo de "me gustas"—lo oigo decir entre dientes, apartando la mirada.

—Buuu—lo abucheo—. No seas aguafiestas, fue un simple beso. Ya sabes, para reforzar el noviazgo falso y esas cosas— hablo, intentando convencerme a mí misma de mis propias palabras.

—Eso podrías decirlo si nos hubiésemos besado en público. Pero no fue así, Liane. No había que reforzar nada.

—Shh, creo que oí pisadas— digo haciendo que el inexpresivo deje de discutir conmigo. Pego mi oreja a la puerta de madera—. Oh, sí, viene desde adentro del despacho de tu padre— informo nerviosa.

—Bien, sólo concéntrate y... —voltea hacia mí, extrañado—. ¿Qué haces? ¿Podrías dejar de saltar? —pregunta al verme.

Ay, mi cuerpo fue controlado involuntariamente por los nervios y comencé a dar brinquitos inquietos sin darme cuenta.

—Sí, lo siento— me disculpo con una sonrisa apenada—. Por cierto— me inclino un poco hacia él para susurrar—: ¿Cuál es el nombre de tu padre?

—¿Por qué lo preguntas?— interroga alzando una ceja.

—Pues ¿por qué más? Necesito saberlo, no sería muy bonito que también lo llamara padre— arrugo mi nariz ante esa idea.

Me mira con una ceja arqueada antes de soltar un suspiro y decir:

—Su nombre es Jung Min-oh. Puedes decirle Señor Jung, aunque lo apropiado sería que lo llamaras Siabeoji.

Asiento ante su aclaración.

—Le diré Daddy— susurro para mí misma con una sonrisa diabólica.

—¿Qué?

—Que toques la puerta, vamos—lo animo haciendo ademanes con mis manos.

Luego de rodar los ojos como todo un adulto caprichoso, da un paso adelante y, con los nudillos de su mano, toca la puerta del despacho del señor Min-oh. Trago saliva y me pego un poco más al inexpresivo.

Me enamoré de un ¿medio coreano?Where stories live. Discover now