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Clases de modales con Zhao

—¿Y este quién es?— pregunto medio desconcertada tras ver a un hombre plantarse delante de mí.

—Él es el que te enseñará modales, Liane—me explica Tae-oh, posicionarnos a mi lado, mientras me da una mirada fulminante—. Porque parece que sí te hacen falta —dice entre dientes.

Estaba por responderle algo hiriente, pero el "profesor modales" nos interrumpe soltando un carraspeo y diciendo:

—Un gusto, soy Zhao. Maestro de etiquetas— se presenta el tipo con la mirada clavada en mí y haciendo una cordial reverencia. ¿Alguna vez oyeron a los Yankis hablar español? Pues a mí se me hacía muy parecido su acento.

Ladeo la cabeza, analizándolo con la mirada de arriba hacia abajo. Seré honesta, el chico es guapo. Y la verdad es que no me sorprende que Tea-oh haya podido conseguir un instructor de etiqueta que hable español ¡en corea! Bueno, tal vez un poco. Solo digo que el chico de la laptop, si quisiera, podría comprar hasta la mismísima NASA con todo el dinero que tiene.

Bueno, volviendo al profesor modales, es guapo ¿ya lo dije, cierto? Pero es que lo es.

No parece tener mucha diferencia de edad con Tae-oh, seguramente sea algunos años mayor que él, aunque no se note demasiado... ¿estará en sus treinta? «¿qué más da? A lo Becky G ¡A mí me gustan mayores!». Su cabello castaño está perfectamente peinado hacia atrás, exceptuando por dos mechones que le caía sobre la frente. Su rostro parecía tan suave como el de un bebé, y sus labios brillantes y finos llamaron mi atención, aunque, pensándolo mejor, no son tan llamativos como los del inexpresivo... y no es que siempre mire sus labios, eso sería muy raro, je.

Bueno, olviden eso, sigo con la descripción: tiene ojos oscuros y cejas rectas que le dan un aspecto un tanto serio y misterioso. Viste una camisa negra con los primeros botones desabrochados y un pantalón chino, de esos que son súper rectos, de color beige. Todo en su aspecto gritaba "Soy Zhao, un hombre pulcro y formal que jamás rompería las reglas, tengo buenas amistades y paso todas las tardes con mi perrito Ricky" sí... solo exagero, pero sí se ve un tanto formal con una mezcla de juvenilidad.

Okay... creo que me enamoré.

«Ay, Liane. Dijiste lo mismo con el chico del supermercado». En mi defensa, ese coreano también era muy lindo. Ahora la pregunta es... ¿estará soltero el profesor modales? «No, Liane. Comportarte».

Con una mirada un tanto coqueta, le sonrío abiertamente.

—Me llamo Liane. Un gusto —estiro mi mano para que la estreche.

Sus ojos viajan de mi radiante sonrisa a la mano que tengo estirada. Le da una rápida mirada al inexpresivo, como si estuviera pidiéndole alguna indicación por parte suya, y al ver como este solamente se encoge de hombros sin darle mucha importancia, suelta un resoplido y se acerca para darme un, no muy, confiado apretón de manos.

¡Sí! ¡Pude tocar su mano! «Liane, pareces una loca obsesionada con los coreano. Por favor, son solo humanos, no seres milagrosos. Compórtate mujer».

Oigo al chico de la laptop soltar un bufido y caminar hacia la mesa.

—Deberían empezar por aquí— señala con sus manos la misma mesa larga y de vidrio.

—¿Nos dejarás solos? —pregunto, algo entusiasta por su respuesta «di que sí ¡por favor!».

—El señor Jung Tae-oh debe estar presente en las clases —interrumpe Zhao con afabilidad.

Volteó a ver al chico modales con los ojos entornados. ¿Acaso le tienes miedo al éxito? Daddy, podríamos terminar casados «Bueno, ya. Me detengo».

Me enamoré de un ¿medio coreano?Where stories live. Discover now