Noches de Agrabah [Akaza x Rengoku]

Noche VIII: El Reino de Soryu

Notas:

La actualización llegó antes de lo esperado ¿Qué puedo decir? Me encanta escribirla y logré escaparme a ratos para continuarla cuanto antes

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Noche VIII

Las noches para Kyojuro dejaron de estar llenas de adrenalina y anécdotas de leyenda, pues hizo a un lado su vida como el enmascarado de la flama defensor de Agrabah para convertirse en un príncipe en edad casadera en la búsqueda de un esposo adecuado a su estatus y posición.

Su padre le recomendó buscar una princesa y no un príncipe, pues las mujeres solían ser criadas para ser más dóciles y complacientes, a lo que recibió una mirada de reproche por parte de su primogénito.

— No digas esas cosas tan horrendas, padre. Las mujeres deben dejar de ser educadas para servir a los hombres. Somos iguales ¿Acaso mi madre era dócil y sumisa y por eso la elegiste?

Shinjuro se incomodó ante tal señalamiento y se hundió de hombros mientras murmuraba "Sólo quería ayudar"

—Aunque admiro la fortaleza, resiliencia y belleza de las mujeres, no me atraen de ese modo. Si quiero un matrimonio feliz, preferiría un compañero masculino.

Shinjuro rodó los ojos y se decepcionó al saber que su primogénito no le daría nietos. Al menos le quedaba la esperanza de que Senjuro se los diera.

La tensión del momento provocó que el sultán apretara los dientes, pues su cerebro exigía alcohol para paliar la incomodidad que sentía por tener un trato civilizado y ¿paternal? con su vástago después de tantos años distanciados.

Espontáneamente, Shinjuro recordó algo importante que no le había dicho todavía al príncipe ¡Necesitaba un trago, sólo una copa, maldita sea!

— Mañana tendremos un invitado para la cena. Es... un pretendiente para ti.

El príncipe se giró despacio y miró a su padre con sus cejas levantadas y sus grandes ojos dorados abiertos en una expresión compungida.

— ¿De nuevo?

Shinjuro carraspeó y se cruzó de brazos intentando reflejar autoridad.

— Es natural, Kyojuro. Los mensajeros reales están tocando las puertas de todas las casas reales como parte de la búsqueda de tu futuro esposo.

El heredero cerró los ojos y suspiró, luego asintió con un firme "ummm", pero no era todo lo que Shinjuro tenía pendiente de comentarle.

— Es...el...Rey...Barrabás..

— ¿Pero qué dem...

Shinjuro se recargó sobre un mueble, perdiendo el equilibrio teatralmente. Un trago para ese pobre viejo sultán, por piedad.

Kyojuro se apresuró a auxiliar a su padre quien ya había comenzado a sudar frío y a hiperventilar como síntomas de la enfermedad de la abstinencia alcohólica.

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Pese al estado físico frágil de Shinjuro, la cena no pudo ser cancelada la noche siguiente.

Unas horas antes del evento de etiqueta diplomática, Kyojuro reunió toda la fortaleza mental posible mientras la doncella Suma le auxiliaba para vestirse formalmente. Horas antes, a través de la calle principal de Agrabah, la comitiva del Rey Barrabás se abrió paso con su característica soberbia y desprecio hacia los civiles. El príncipe se enteró de que algunos ciudadanos resultaron heridos a causa del atropello de los enormes caballos que jalaban las carrozas del monarca visitante.