Noche III: Las catacumbas

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Noche III

Un par de noches después, Akaza encontró a su presa sobre la cima de un edificio de adobo rojo. El enmascarado se encontraba sentado en posición de flor de loto y se encontraba atento a sus alrededores. Cuando percibió a Akaza cerca, no hizo amago de huir. El de cabellera rosada se aproximó burdamente a su rival quien permanecía impasible.


— ¿Por qué no huyes? — le cuestionó Akaza plantándosele de frente. — ¡Pelea contra mí, enmascarado!


Kyojuro lo miró fijamente detrás del velo y esto sólo puso nervioso a Akaza.


— Tú no eres una mala persona en realidad ¿Por qué estás con Douma?


— ¿¡Aaah?! — se sobresaltó el de cabellera rosada ante aquel inesperado comentario.


— Y no lo digo sólo por la noche anterior. Sé quién eres: el nuevo soldado favorito de la mafia, te llaman Akaza. Cualquiera se iría con la idea de que careces de escrúpulos y corazón, igual que tu jefe el rey mafioso, pero yo sé que no es así.


— ¿Pero quién diablos te crees para hablarme así, desgraciado? Te haré pedazos.


Akaza tomó al enmascarado por el cuello de su chaqueta negra y pegó su rostro al del otro amenazadoramente. En un segundo venció cualquier resquicio de espacio personal entre ambos y repentinamente sintió un calorcillo subiendo por su cuello hasta su cabeza luego de mirar esos ojos tan de cerca, admirando las largas y gruesas pestañas ajenas. Alcanzó a percibir también unas interesantes cejas negras que terminaban en doble punta.


— He tratado con muchos hombres de Douma — comenzó a argumentar Kyojuro con firmeza. — Todos son la misma basura: bestias ambiciosas sin escrúpulos ni misericordia. En cambio tú te has convertido en una amenaza para tus camaradas, pues no soportas que los mafiosos abusen de su posición y no toleras vejaciones a mujeres o niños. Prefieres romper caras y ganarte enemigos a tolerar crueldades contra los indefensos.


Akaza soltó a su rival y se alejó, luego permaneció callado sin saber cómo interpretar aquella situación.


De repente, Kyojuro se puso de pie y estiró una mano hacia su supuesto enemigo. Seguramente había una sonrisa debajo de su velo.


— Ven conmigo.


El rufián dio un paso hacia atrás, inseguro.


— Confía en mí — insistió Kyojuro.


— ¿Qué?


El enmascarado aprovechó la duda de su rival y lo tomó por la muñeca para jalarlo y llevarlo consigo.


— ¿Qué diablos te pasa, suéltame! — bramó Akaza intentando sonar intimidante, pero no fue lo suficientemente convincente pues terminó siendo arrastrado por el enmascarado.


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Kyojuro guió a Akaza hacia una zona ubicada en el límite del barrio comercial y una periferia pobre de Agrabah. Ahí, en medio de lonas viejas donde dormían personas sin hogar, comenzaron a adentrarse hasta un laberinto y de un momento a otro, se encontraban bajo tierra. El de cabellera rosada comenzó a sentirse inseguro al desconocer en qué clase de hoyo lo estaba metiendo su rival, a quien debería estar dando cacería para entregarle su trasero a Douma. Repentinamente, antes de que el pelirrosa armara una escena, se detuvieron.

Noches de Agrabah [Akaza x Rengoku]Where stories live. Discover now