Noche X: Cortejo

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La llegada del Rey Soyama no sólo causó un alboroto en las calles de Agrabah, sino en el Palacio. Los escribas y mensajeros buscaban la invitación enviada al Reino de Soryu. Luego de encontrarla, buscaron a prisa al sultán para solicitar su aprobación e iniciar la bitácora diplomática de bienvenida para aquel pretendiente del príncipe heredero.

Hallaron a Shinjuro en su estudio junto con el visir.

— ¿Cómo se atreven a molestar a su Majestad?

Muzan echaba fuego con la mirada, se le miraba perturbado.

Shinjuro, por su parte, jadeaba y miraba confundido a su amante. Su espíritu Rengoku se estaba sobreponiendo al hechizo del visir.

— Majestad, lamentamos mucho molestarlo — lo saludaron con reverencias los oficiales del sultanato de piel morena y turbantes blancos. — Deseamos escuchar su voluntad sobre la llegada de un nuevo pretendiente para su hijo. Es el Rey Soyama de Soryu quien espera en las puertas del Palacio.

— Recíbanlo — ordenó el sultán.

Los súbditos estuvieron a punto de retirarse cuando el visir los detuvo.

— ¿Es en serio? Ese tipo es un don nadie, su Reino apenas se creó, es un farsante — objetó Muzan.

— ¿Viste la caravana que trajo sólo para impresionar a Kyojuro? El tipo tiene oro y las arcas de Agrabah no están en sus mejores días, además su Reino ocupa el antiguo territorio amurallado y eso significaría al fin una salida al mar para Agrabah ¿No eres el visir, Muzan? ¡Espabila! A veces me pregunto si sólo sirves para follar —

Los oficiales emitieron risillas ante tal comentario, pero callaron de inmediato al recibir la mirada iracunda de Muzan.

— ¿Dudas de mí? Ese tal Soyama no me da buena espina, tiene algo raro.

— Si ofrece un dote para Kyojuro lo suficientemente cuantioso, borrará toda duda que tengamos sobre él — argumentó el sultán con ambición en la mirada.

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La caravana del Rey Soyama aguardaba en el patio exterior del Palacio.

Tras algunos momentos de espera, las puertas hacia el interior del Palacio se abrieron y de ellas salieron una serie de oficiales que comenzaron a declamar formalidades hacia el Rey visitante y su cortejo. Hakuji comenzaba a ponerse nervioso conforme los minutos pasaban y aquellos hombrecillos no se callaban y no le indicaban si podía ver a Kyojuro o no, pues era lo único que le importaba. Además, conforme pasaban los minutos se sentía más y más idiota montado sobre ese elefante. Estúpido Uzui y sus ideas estrambóticas.

Los ojos azules de Hakuji miraron acusadoramente al genio quien fungía como su vocero real y maestro de la caravana. El albino se estaba divirtiendo aún más de lo esperado. Uzui sonrió y le hizo señales con las manos al Rey solicitándole calma.

—... el sultán Shinjuro extiende la bienvenida al Rey Soyama para que se hospede como invitado de honor en el Palacio de Agrabah. Además, esperamos que usted acompañe a su Majestad y a la honorable familia real en una cena esta noche, gran Conquistador de Soryu.

Finalmente Akaza se sintió atraído por aquellas palabras y miró a los oficiales ¿Cena? ¿Noche? ¿Hasta entonces podría ver a Kyojuro? Faltaba demasiado. No había admitido cuánto ansiaba ver al rubio sino hasta que regresó a Agrabah.

El Rey Soyama llamó a su alfombra mágica a la que había nombrado "Douma" en honor de su retorcido y desagradable ex jefe. El objeto mágico levitó hacia el lomo del elefante y Hakuji saltó sobre ella. Los oficiales quedaron boquiabiertos. Nunca antes ningún pretendiente del príncipe Kyojuro había llegado en una alfombra mágica.

Noches de Agrabah [Akaza x Rengoku]Where stories live. Discover now