Noche IX: El veneno de la serpiente

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Noche IX


La mañana siguiente, para sorpresa de Akaza, quien salió tenso de sus aposentos debido a que esperaba una avalancha de insistencia por parte del genio para ir a Agrabah, Uzui no volvió a mencionar el tema durante todo el día, ni el siguiente, ni el que vino después.


El albino continuó tranquilamente sus excéntricas actividades de decorador, sastre, mensajero, vocero y hasta consejero. Pronto, Tengen se entusiasmó con una novedad: una serie de caravanas y barcos comenzaron a arribar a la capital de Soryu para pactar acuerdos comerciales y de paso con el nuevo Reino.


Así que para Akaza quedó demostrado que si pasaban los días y las noches sin que pudiera arrancarse a Kyojuro de la cabeza, no era culpa del genio.


La peor crisis le vino en medio de la negociación con un rico mercader que tomaba una ruta con conexión a Agrabah y comenzó a hablarle al monarca y a sus secretarios de las maravillas que acaerría pactar exclusividad de paso para él hacia el océano.


Agrabah... ¿Ese idiota príncipe coquetería con todos los pretendientes que se le presentaran? ¿Qué sería de los queridos huérfanos bajo el cuidado del principito? ¿Seguiría deambulando por las noches ocultando su rostro para hacer justicia en incógnito? ¿Ya habría encontrado marido?


— ¿Rey Soyama? — lo llamó el gordo ricachón comerciante buscando su aprobación.


— Tendrás un acuerdo de paso, pero no de exclusividad. Los secretarios se harán cargo del resto.


Hakuji abandonó la sala y no le importó haber sido descortés con el mercader. De repente, sintió un golpe de calor y un cosquilleo en sus manos, su pecho y su abdomen. Toda esa explosión de sensaciones corporales lo estaban sacando de quicio.


Abandonó sus deberes reales y se apresuró a alcanzar sus aposentos en donde se encerró a cal y canto.


De inmediato alcanzó su lecho y tomó el retrato de Kyojuro a lápiz carbón que ya estaba maltratado porque el rey Soyama no dejaba de admirarlo durante las noches.


Akaza se sentó en su cama con la espalda recargada sobre los almohadones y con una mano puso el retrato frente a él, mientras que con la otra comenzó a desabrochar su capa y luego desató el nudo de sus pantalones. Bajó la prenda hasta la mitad de sus muslos y entonces su naciente erección fue liberada al mismo tiempo que un suspiro de alivio escapó de sus labios.


Hakuji comenzó a complacerse a sí mismo y lo hizo con frenesí. Era la primera vez que lo haría pensando en Kyojuro y su mente ya no podía resistir más. Comenzó a frotar su mano de arriba hacia abajo, deteniéndose con vigorosidad en la cabeza de su miembro. Pronto, líquido pre seminal no tardó en auxiliar su tarea actuando como lubricante natural. Los ojos ámbares del rey no perdían detalle del sencillo pero bien detallado arte del príncipe Rengoku retratado del torso hacia arriba, de perfil, portando su corona de príncipe heredero mientras sus ojos miraban al frente al observador.


— Kyo... kyojuro... — comenzó a gemir despacio Akaza conforme la marea de placer subía sin control a través de todas sus fibras nerviosas. Mirar esos ojos grandes y expresivos le recordó las noches cuando los miró bajo la luna.

Noches de Agrabah [Akaza x Rengoku]Where stories live. Discover now