Noche XIII: Al borde del desierto

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Notas:

Me disculpo por la tardanza. Demasiadas situaciones personales y laborales se atravesaron durante estas semanas; sin embargo jamás pensé en abandonar la historia. Gracias por la paciencia y espero que la espera no haya sido demasiada.

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Noche XIII

Akaza tardó varios minutos en comprender qué había sucedido. No estaba muerto ni había entrado al infierno. Seguía vivo, tenía una herida en el estómago que no había hecho demasiado daño, pero le resultaba dolorosa y no dejaba de sangrar.


Cuando confirmó que seguía en el mundo de los vivos inmediatamente se apresuró a inspeccionar a sus alrededores, preocupado por Kyojuro. Sus ojos hallaron enseguida a los tres Rengoku a un lado suyo.


Senjuro se hallaba a salvo, aunque estaba amarrado y amordazado. Mientras que el sultán se encontraba en un estado inconsciente mientras sudaba y gemía dolorosamente. Por último, Kyojuro también estaba atado y su cuerpo se encontraba en mal estado debido a la paliza que acaba de recibir. Pese a su estado, el príncipe heredero se apresuró a aproximarse como pudo a su familia, pese a que lo caliente de la arena causaba un enorme dolor a sus heridas abiertas y sangrantes.


Hakuji de inmediato buscó entre sus ropajes reales una pequeña daga que siempre guardaba en una cinta atada a la pantorrilla izquierda, costumbre arraigada al haberse criado en un barrio paupérrimo y peligroso. Pronto pudo hacerse con el arma punzocortante y se puso de pie. Su primer impulso fue ir directo hacia Kyojuro, pero los ojos de su interés amoroso lo detuvieron y este le indicó centrarse en sus familiares. Akaza tragó saliva con dificultad y cambió sus pasos hacia el joven Senjuro.


Akaza de inmediato liberó al príncipe más joven de las cuerdas que le estaban lacerando las muñecas, brazos y piernas. Cuando le quitó la mordaza, Senjuro comenzó a aspirar bocanadas de aire y el ambiente del desierto era tan caliente que los pulmones le ardieron.


— Re-rey Soyama ¿Qué es lo que acaba de pasar? — fueron las primeras que salieron atropelladas de los labios del más joven.


— ¿Te encuentras bien, príncipe Senjuro? ¿Te hicieron daño alguno? — ignoró el cuestionamiento Akaza y se enfocó en revisar el estado físico del menor.


— ¡Hermano! — Senjuro no respondió y corrió directamente a auxiliar a Kyojuro. Los movimientos fluidos y equilibrados del más joven le hicieron saber a Akaza que el hermano menor se encontraba perfectamente bien.


Hakuji siguió a Senjuro y enseguida alcanzaron a Kyojuro quien continuaba arrastrándose con todas sus fuerzas por la arena incandescente del desierto intentando alcanzar a su padre.


— ¡Kyojuro, detente, deja de hacerte daño! — le gritó Akaza arrodillándose y deteniéndolo con su propio cuerpo.


— Hermano... — Senjuro se unió enseguida y comenzó a llorar.


El príncipe heredero miró directo a los ojos al Rey Soyama y las emociones que se reflejaron en la mirada oro líquido de Kyojuro resultaron indescifrables para Hakuji quien enseguida pensó lo peor.

Noches de Agrabah [Akaza x Rengoku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora