Noches de Agrabah [Akaza x Rengoku]

Noche XI: Un mundo ideal

Notas:

¡Qué actualización tan rápida! Casi tan rápida como la respiración del trueno. 

La verdad es que hasta yo me quedé con ganas de escribir lo que seguía, pero también colaboraron dos personas para hacer esto posible: janys_uvu & La Johan.

Janys me regaló un art nuevo ¡Uuufff! Inspirador,  ya lo verán al final Qué talentazo, me derritió la escena que dibujó y de inmediato quise volverla realidad en palabras.

Luego, La Johan fue la chancla incansable que me apuró a seguir y no rendirme para que este episodio saliera del horno en cuanto fuera posible.

Debido a mi concentración absoluta para sacar adelante esta actualización rápidamente, no pude responder sus maravillosos comentarios en el capítulo 10 ¡Lo siento tanto! Gracias por su apoyo, leí todos sus comentarios y muchos me hicieron reír y sonreír.

En fin... ¡Allá vamos!

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Noche XI

Los dos hombres volaron sobre la alfombra directamente hacia el corazón de la Ciudad de Agrabah.

Kyojuro no estaba habituado a viajar de aquella manera por lo que en ocasiones se tambaleaba, pero recuperaba compostura marcial de inmediato. Aquello no pasó desapercibido para Akaza quien admiró al príncipe desde el rabillo del ojo en todo momento.

— Puedes sostenerte de mi cintura, Kyojuro — le ofreció Hakuji con voz sensual.

— Eso quisieras, Soyama — replicó el otro pasajero.

Akaza bufó sumamente complacido por la batalla que su prospecto no dejaba de darle durante el galanteo.

En cuestión de minutos sobrevolaron la zona donde se estaba llevando a cabo el bullicio, cada vez más y más perceptible para los sentidos de ambos. Soyama ordenó a la alfombra que aterrizara sobre un tejado del barrio de artesanos. Luego, el Rey bajó de un saltó y extendió la mano para ayudar a bajar al rubio, pero éste bajó solo de la alfombra. Luego, Kyojuro mostró dos capas grises con capucha que había traído junto con su espada. Le entregó una a Akaza.

Hakuji comprendió y vistió de inmediato la prenda para ocultar su identidad. A su lado, Kyojuro hizo lo mismo.

Soyama se dirigió a su alfombra.

— Quédate cerca de nosotros, cuando te necesite silbaré.

El objeto mágico asintió con sus flequillos..

Los dos hombres ahora encapuchados comenzaron a descender al piso escalando por las paredes con suma habilidad.

Esto a Kyojuro sorprendió en demasía. No esperaba que el Rey Soyama tuviera tales habilidades físicas. De hecho, sus movimientos le recordaban a... pero ... no podía ser posible.