Noche V: La cueva de las maravillas

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Notas: 

En este capítulo será mencionada una pareja sobre la que también disfruto mucho escribir fanfics: RenGiyuu [Rengoku x Tomioka], pero no se preocupen pues sólo será mencionada en uno o dos párrafos como memoria.

Advierto por si les salta mucho a la vista la pareja.

Fuera de ello, el relato continuará centrándose en la pareja AkaRen, no teman.

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Noche V

Senjuro y las tres doncellas se encontraban sumamente preocupados por el príncipe heredero pues después de la audiencia con el sultán Kyojuro no salió de sus habitaciones. El hermano menor temía que aquel hubiera escapado del Palacio sin avisar a nadie, pero el olfato del tigre Rajá indicaba que el hermano mayor seguía dentro de sus aposentos. Además, cada mañana sus sirvientes le dejaban bandejas de comida y el príncipe las devolvía medio vacías durante la noche.


Por su parte, Shinjuro se encontraba en un estado de dolorosa abstinencia de alcohol, pues también resultó afectado por el desencuentro con su primogénito aquella fatídica noche cuando la memoria de su amada esposa le fue reprochada mientras su hijo le hablaba con lágrimas en los ojos. El sultán también se hallaba recluido en sus aposentos y sus sirvientes hablaban de enormes lamentos provocados por pavorosos dolores físicos resultado de abandonar el alcohol de un momento a otro, pero el sultán se encontraba más firme que nunca determinado en dar fin a su adicción al licor de una buena vez. Sus curanderos y cuidadores se encontraban apoyándolo en todo momento, aprovechando que Shinjuro ordenó a Muzan mantenerse lejos de sus habitaciones, dejando claro que el único deber del visir era cuidar del gobierno en la ausencia de Shinjuro.


Por supuesto que el visir no encontró favorable a sus ambiciones este cambio de actitud por parte del sultán, después de todo era legendaria la poderosa voluntad de aquellos que llevaban la sangre Rengoku en sus venas quienes descendían de una antigua divinidad y habían logrado instaurar un poderoso sultanato a través de los siglos. Era cuestión de tiempo para que el sultán recapacitara sobre la posición excesivamente privilegiada que había concedido a visir.


Aquello sólo aumentó la prisa de Muzan por preparar el viaje del diamante en bruto hacia la cueva de las maravillas. Necesitaba esa lámpara antes de que Shinjuro despertara por completo.


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Desobediendo directamente al sultán, Muzan abandonó Agrabah en secreto, pues su prioridad era dirigir una caravana pequeñísima que se adentró a la zona más inhóspita del desierto. Únicamente el visir, dos esclavos y Akaza conformaban aquella comitiva suicida que recorrió durante tres días y tres noches las más crueles dunas a las que jamás se habían enfrentado antes. Aunque montaban a los camellos más fuertes que las arcas del sultán pudieron pagar, uno de los animales de carga comenzó a debilitarse con rapidez y finalmente se desmayó junto con su jinete, uno de los esclavos. Muzan ordenó dejarlos atrás y olvidarlos. Akaza miró cómo las arenas engulleron rápidamente los cuerpos y quiso tragar saliva, pero le fue imposible pues su garganta estaba seca y llena de partículas saladas.


A la tercera noche, los ojos ambiciosos del visir divisaron verdor, totalmente convencido de que no se trataba de un espejismo, obligó a su sediento animal a correr hacia el lugar. Akaza y el esclavo sobreviviente lo siguieron con lentitud y cuando ellos lograron alcanzar a Muzan hallaron lo imposible: un oasis en miniatura que albergaba una fuente con diamantes incrustados de la cual brotaba agua real, dulce y fresca. A su alrededor algunas palmeras se alzaban junto con helechos cuyo verdor era inverosímil en medio de aquellas adversas condiciones de calor. Lo más increíble de aquel punto irreal era una cueva con la forma de la cabeza de un tigre que contaba con unos 5 metros de diámetro.

Noches de Agrabah [Akaza x Rengoku]Where stories live. Discover now