Extra #11 - Parte 1

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Era un día bastante normal en el Cuartel Principal de la Legión de Reconocimiento, no había ninguna misión importante pero la mayoría de los escuadrones estaban realizando reparaciones en la muralla junto a los militares de la Guarnición.

En el caso del escuadrón de Levi, ellos tenían el día libre por lo que la mayoría habían salido a relajarse fuera o, en el caso de Jean, volvió con su familia. Mikasa se quedó con Hange pues, pese a que ella no tenía la obligación de trabajar, quería ayudar a su Comandante que sí tenía montañas de papeleo. Era tanto que, incluso con su ayuda, parecía ser complicado. Por suerte, Armin se ofreció a ayudar; él no lo sabía, pero Hange lo evaluaba continuamente, pues esperaba que, después de ella, fuese el joven Arlert quien tomase el puesto de comandante.

— ¡Ba! Baba... —se escuchaba desde el piso del lugar.

Carla, de nueve meses, gateaba con bastante facilidad por todo el lugar, ya lo conocía bien porque siempre estaba ahí. Solo se detenía cuando se sentaba frente a algunos estantes y jugaba con ciertos libros que Hange había dejado, a propósito, en la zona de abajo, pues no eran muy importantes.

— Y... ¡este es el último! —Hange selló aquel documento y lo dejó a un lado— Creí que no terminaría nunca... —se lanzó sobre el escritorio muy feliz— Gracias a los dos, no lo habría logrado sin ustedes —les sonrió.

— No es nada —respondieron Mikasa y Armin.

La de cabello negro fue por Carla, quien empezaba a querer treparse por el estante. La cogió en brazos y la levantó.

— ¡Da! Padadada... —se quejaba mientras extendía sus bracitos hacia el mueble con libros.

— No —Mikasa le respondió de forma seria.

— No te molestes con la bebé —pidió Hange, levantándose.

— Se iba a caer, necesita un regaño.

— Dejemos que sea Mikasa quien se encargue —sugirió Armin.

— ¡Da! —se quejó la niña cuando Mikasa la sostuvo frente a ella.

— ¡Da! —respondió la mayor.

— ¡Ma! —se retorcía para que la soltaran pero Mikasa era fuerte, no importaba cuanto se moviese, no lograría zafarse.

— ¡Ma! ¡Ma! —respondió.

— A mí no me engaña, ella quiere que la niña diga "mamá" —comentó Hange riendo.

— Seguro... —concordó Armin e imitó a su superior.

La niña se quedó callada y dejó de retorcerse. La azabache mayor se rindió y la colocó en la carriola que tenía ahí. Hange y Armin se acercaron a verla, siempre era agradable verla.

— La bonita bebé se ve enojada —opinó la castaña.

— Tiene el gesto de Eren —dijo Armin bastante asombrado del parecido de ambos.

— Últimamente se quiere trepar a muchas cosas —comentó Mikasa—, mejor la dejo ahí, me da miedo que se haga daño.

— Solo es curiosa —Hange le restó importancia—, yo creo que los golpes son parte de la curiosidad.

Ambos jóvenes solo pensaban que sería la experiencia propia de su comandante.

— Bueno, Mikasa es mamá sobreprotectora, así que no quiere que le pase algo a Carla.

— Pero la niña sí parece enojada —la vieron fruncir el ceño.

Alguien tocó a la puerta y eso llamó la atención de todos los que estaban dentro. Hange dio permiso de entrar y Eren abrió la puerta.

De nuevo [Eremika]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora