Extra #2

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Un delgado halo de luz atravesaba la ventana de aquella habitación, iluminando con poca capacidad, el espacio dentro de ella. Mikasa dormía muy plácidamente, pero de un momento a otro despertó, abriendo esos ojos grises tan llamativos. Lo primero que vio al despertar, fue a aquel castaño durmiendo a un lado de ella, con el rostro muy pacifico parecía estar teniendo un buen sueño... sonrió.

Era una suerte que desde que nació su hija, Hange había permitido que compartiese la habitación con Eren, aunque más que por consideración a los jóvenes, había sido para que ambos pudiesen atender a su bebé durante las noches. Y si, las primeras noches, la niña despertaba muy a menudo, sin dejarlos dormir, pero ahora, esto solo sucedía de vez en cuando, lo que les daba más tiempo para ellos mismos... al menos durante las noches.

Se quedó en aquella posición, de lado, admirando a ese chico que, literalmente, la traía loca. Sería genial si pudiese quedarse de esa manera todo el día, pensó. Lamentablemente, debía levantarse y Eren tambien. Se acercó al rostro del castaño y lo llamó delicadamente.

— Eren —dijo en susurros.

El chico soltó un pequeño quejido, denotando su molestia en tener que despertar.

— ¿Mikasa? —se forzó a levantar sus parpados— ¿Por qué estas despierta? Carla no está llorando —frotaba sus ojos con sus manos.

— Ya debemos levantarnos, tenemos que continuar el trabajo de ayer —explicó mientras Eren se sentaba en la cama.

— ¿Qué? —la miró confundido por unos segundos y luego empezó a reírse.

— ¿Qué es gracioso? —no entendía.

Eren se acercó más a ella y le robó un ligero beso de los labios. Se separó apenas un centímetro, observando las mejillas rosáceas de la chica y se acercó a su oído.

— Feliz cumpleaños —musitó.

Mikasa se sorprendió. Ese día era su cumpleaños, lo había olvidado. Tenía el día libre entonces y Eren tambien, Hange le había dicho que les daría a ambos un descanso ese día, ¿...tan pronto había llegado?

— Tenemos el día libre —Eren pasó su mano por el cabello de la chica, acomodando un mechón detrás de su oreja—. ¿Cómo crees que deberíamos aprovecharlo? —siguió susurrándole al oído mientras descendía hacia aquel cuello blanquecino que lo llamaba, bordeando su mandíbula con su nariz, lo que conseguía poner nerviosa a la chica.

— ¡Wah! ¡Uhh! —se escuchó gritar desde el otro lado de la habitación.

— Carla esta despierta —avisó Mikasa y se levantó de la cama para ir a la cuna de su pequeña de once meses.

Llegó hasta la pequeña cama de la bebé y la encontró de pie sosteniéndose de las barandillas. La niña podía ponerse de pie pero aun no caminaba, se caía al primer paso. Por ello, Mikasa se apresuró a sostenerla, antes de que quisiera lanzarse. La cargó y la llevó a la cama con Eren.

— ¡Ba! —exclamaba Carla mientras gateaba sobre la cama con un brazo alzado en dirección a su papá— ¡Ba!

— Iré yo primera a ducharme —avisó Mikasa—. Cuida de Carla —dicho eso, salió.

Eren veía a su hija gatear por toda la cama mientras él se levantaba y ordenaba todo. Cuidaba de que la niña no se cayera de la cama cuando se sentó frente a ella. Se le quedó mirando seriamente y la niña lo imitó.

— Creí que ya habíamos tenido esta conversación antes, pero te lo repetiré —Carla se sentaba en la cama mirando a su padre—. No puedes interrumpirme en un momento lindo con tu mamá, ¿entiendes?

De nuevo [Eremika]Where stories live. Discover now