Extra #3

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— Necesitamos establecer ciertas reglas, Carla —decía Eren muy serio en frente de la cuna de su hija.

La pequeña observaba al chico con una expresión seria tambien y movía un poco sus bracitos y piernitas de forma lenta. Su mirada aguamarina sumamente fija en los ojos del mismo color que su padre.

— Te regañaría por lo que hiciste anoche pero ya que no habíamos hablado de las normas, lo dejaré pasar —continuó él con la misma seriedad—. Tú puedes acaparar la atención de Mikasa durante el día, asegúrate de alimentarte bien y gastar las energías que tienes. Durante la noche, ella pasa a ser mía, ¿entiendes?

La pequeña de apenas mes y medio de nacida, siguió observándolo un rato más y luego arrugó el entrecejo, dando inicio a un llanto sonoro. Eren se asustó por ello pues pensaba que lo había provocado él, su susto fue peor cuando vio a Mikasa regresar de las duchas, ya vestida.

— ¡No fui yo! —exclamó Eren.

Mikasa lo ignoró y se acercó inmediatamente a la cuna y sacó a la bebé, sosteniéndola muy cuidadosamente, tal y cómo le había enseñado Hange desde la primera vez. La arrulló mientras la paseaba de un lado a otro.

— No le digas cosas extrañas —regañó la chica mientras seguía paseando a Carla por la habitación.

— Entonces escuchaste...

— Si, y fue patético —opinó ella—. ¿Cómo se te ocurre decirle eso?

— Pero nos interrumpió anoche —se quejó—, era nuestra primera vez después de meses y la "pequeña niña de mamá" quería atención.

— ¡Es una bebé! No actúes inmaduro ahora, Eren —se enojó, aunque lo único que expresaba era un rostro muy serio.

— Bien... —aceptó a regañadientes y salió hacia las duchas, era su turno.

Mikasa se sentó en la cama de la habitación y se apoyó para darle de lactar a la niña una vez que dejó de llorar. Aun le resultaba incomodo esa forma de alimentar, era muy extraño pero supuso que se acostumbraría con el tiempo. Cuando terminó de alimentar a Carla, la apoyó sobre su pecho y dio leves palmaditas en su espaldita, tal y como le habian indicado para eliminar el aire tragado en la succión.

Una vez que consiguió cambiar de ropa a la bebé, se dirigió al comedor para desayunar. Cogió una manta extra para tener abrigada a la niña y salió de la habitación. Encontró a sus compañeros en la típica mesa en la que se sentaban. Los demás la vieron llegar y saludaron, siendo Sasha una de las más efusivas.

— ¡Hola...! —saludaba Sasha frente a la carriola y presionaba con un dedo las mejillas suavecitas de la niña.

— No la estés tocando así —regañaba Connie al lado de la castaña.

— Ya déjenla, ambos —dijo Jean, sentado frente a Armin—. La van a incomodar.

— Está bien —respondió Mikasa—, es raro que se enoje, en realidad le gusta la atención que le dan.

— Suele llamar la atención, ¿cierto? —concordó el rubio riéndose.

— Así es —afirmo Eren quien recién llegaba y se sentaba al lado de Armin—. Sobretodo cuando sus padres están en medio de algo importante —seguía molesto.

Mikasa suspiró resignada negando con la cabeza mientras que ninguno de los presentes, salvo Armin quizás, había entendido lo que dijo Eren. Levi entró al lugar y se dirigió a su escuadrón con el gesto de molestia de siempre.

De nuevo [Eremika]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora