Capítulo 21

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Habían pasado cuatro años desde que lograron sellar el muro María gracias a la habilidad de Eren. La gente de la isla Paradis había logrado ganar más territorio y se les reveló sus orígenes como el pueblo de Ymir. Debía haber sido un auge para todos; sin embargo, Mikasa solo se dio cuenta de que las cosas se volvieron complicadas desde entonces.

Empezando por aquellos días en los que tanto ella como Eren estaban encerrados por insubordinación. Primero, el maldito sueño que tuvo, se repitió por cinco días seguidos, de tal manera que se le quedó grabado en la memoria. Lo vio tantas veces como para dibujar la escena, conocer los detalles y sentir el dolor de ello. Aun así, lo mantuvo en secreto, no quiso contarlo, no porque no confiara en alguien, sino porque quería convencerse de que no habia motivo para preocuparse, sería algo que no pasaría de todos modos.

Después, Eren empezó con aquellos sueños que le mostraban los recuerdos de su padre. El chico solía despertar con gritos y ella se sentía tan impotente de no poder estar junto a él. Al principio, no se sentía tan grave, eran muchos recuerdos que incluso lo hacían confundir. No obstante, con el tiempo Eren parecía vivir tantas cosas a la vez que era casi insoportable para su estabilidad mental. Ella no sabía cómo ayudarlo con tantas cosas y Armin solo pudo copiar lo que el castaño le contaba.

Entonces, llegó aquel dato que la aterró y que se negaba con todas sus fuerzas a creer...la maldición de los trece años de Ymir.

Como si aquella pesadilla que se repetía no fuese suficiente, a Eren parecían quedarle poco menos de ocho años de vida y a Armin solo trece. ¿Qué podía ser peor? Las dos personas que más le importaban morirían y no importaba que tanto mérito ella hiciese, no había forma de cambiarlo.

Se preguntó entonces, ¿para qué seguía luchando? ¿Por qué se esmeró tanto en proteger a ambos si al final morirían sin poder evitarlo? Armin, su mejor amigo, y Eren, el amor de su vida. Desde su celda, apoyada en la pared del fondo, la pasaba decaída y sin ánimos de comer.

Eren parecía no incomodarle esa dichosa maldición, estaba más enfocado en lo que había visto, de cómo transformaban a los eldianos en titanes puros y la gran aversión que tenían los de Marley para con ellos.

Siguieron aquellos días hasta que Hange les retiró el castigo, alegando que no podían mantenerlos encerrados luego de que ellos habían sido quienes vencieron tanto al titán colosal como al acorazado. Además, tenían audiencia con la Reina que se encontraba en Trost.

***

Fueron a reunirse con Historia, a quien se le entregó aquella carta que Reiner había traído. Ya habia sido revisado por Hange sin encontrar nada sospechoso, por lo que esperaban que Historia hubiese encontrado algún mensaje secreto entre líneas, al parecer no fue así. Según la Reina, Ymir no era de las que haría algo así, y por lo poco que la conoció Mikasa, sabía que era cierto.

— Su Alteza —saludaron Eren, Mikasa y Armin con una leve inclinación.

— No hay necesidad de formalidades aquí —los detuvo Historia, quien se incomodó por aquella acción de quienes alguna vez fueron sus compañeros.

Discutieron acerca de los puntos que tratarían frente a los altos mandos, entre ellos Darius Zackly. Tenían mucha información que revelar...

***

— ¿Está bien que estemos aquí? —preguntó Mikasa que estaba al lado de Armin.

— Está bien, los de la Legión tienen autorización —respondió el rubio—. Aunque debemos notificar a quien este cuidando afuera.

Mikasa y Armin se encontraban en el interior del distrito Stohess, habían ido a ver a Annie quien aún se encontraba en el cristal.

— No la había visto desde que nos reveló su identidad —comentó Mikasa.

De nuevo [Eremika]Where stories live. Discover now