Ya sé, ¿cómo es posible que alguien le tenga alergia al cacao? Ni idea, pero qué miserable debía de ser su vida sin poder comer chocolate.

Aww, qué tierna, Chucky. Te preocupas por mí y todo— soltó, adoptando un tono dulce.

Puse los ojos en blanco.

— En realidad, fue por beneficio propio— expuse—. Recuerdo que una vez comiste pastel de chocolate y te pusiste todo rojo, tu garganta se hinchó y no podías respirar. Tuvimos que llevarte al hospital y todo— digo, recordando ese día—. Y prefiero quedarme aquí, a pasar la tarde en una clínica, esperando a que te hagan un lavado de estómago— me encogí de hombros.

Jed siguió riéndose, de mí, claro.

¿Acaso puedes culparlo?

— Eres tan linda cuando te haces la indiferente— siguió pinchándome.

Me revolvió el cabello con una mano, y me eché hacia atrás, manoteando. Él sabía que odiaba eso.

— Quita, coño— me quejé—. Al final seré yo quien te haga beber chocolate, a ver si dejas de ser tan molesto, joder— farfullé, para después beber un poco más.

— Deja de decir tantos tacos, Chucky— regañó, todavía bromeando—. No me hagas lavarte la boca con jabón— añadió, señalándome.

Ni mi higis livirti li bici cin jibin— lo imité, como si fuera una niña pequeña.

Si Jed me conocía, y sabía las cosas que me molestaban, yo a él también, y eso le caía realmente mal.

Pensé que me seguiría amenazando, pero no podía estar más equivocada. Sencillamente acortó la distancia entre nosotros, y me besó, tomándome por la cintura para pegarme más a él.

— Sabes que eso no me gusta— susurró contra mis labios.

— Pues no me molestes— repliqué en el mismo tono.

Nos miramos a los ojos, y ambos sonreímos ligeramente.

— Primero que nada— escuchamos a Ari acercarse—. Que asco, en serio— dijo, mirándonos con gesto de desagrado—. Dejen de contaminar el aire, ¿quieren?— puso los ojos en blanco y pasó junto a nosotros.

Jed la miró y luego a mí, riéndose de la actitud de Ari.

— Vamos, Arisita, no seas tan fría— dijo él, yendo detrás de mi amiga.

Resulta que ahora los dos se llevaban realmente bien, cosa que jamás pensé que podía ser posible, pero al final sí que ocurrió. Ahora que lo pienso, era algo bastante lógico, teniendo en cuenta que los dos tenían la misma actitud y el mismo mal genio. Y bueno, mi mejor amiga se esforzaba en negarlo, pero se estaba comenzando a llevar bien con todos, incluso con Carla, a quien ya molestaba menos que antes.

Sí, las cosas estaban cambiando, y lo que más me asustaba era lo rápido que se estaban mostrando todos esos cambios.

No lo sé, cuando me detenía a pensar en todo lo ocurrido en las últimas semanas, se sentía tan distante, incluso me parecía que yo misma era otra persona, y el cambio de actitud de mi hermano y Jed... simplemente se me hacía raro, pero en el buen sentido.

— Oye, enana— me llamó Jace, quedándose más atrás.

— ¿Qué pasa?— dejé que Carla, Jed y Ari se fueran adelante.

— Las cosas con Jed— mencionó, mirándolo fijamente—. ¿Va todo bien?

Por un momento, su pregunta me descolocó un poco. ¿Jace estaba preocupado por mí?

Lo que nos cuentan las estrellas✅Kde žijí příběhy. Začni objevovat