— Mamá no puede saber lo que los demás están pensando.

— No le hace falta y eso es mucho más peligroso.

— No tenéis que estar protegiéndome, en serio. —Bostezo tras decirlo. Él se posiciona a mi lado y pone la mano en mi cabeza. — Soy capaz de mucho.

— ¿Piensas qué no lo sé? Hijo, cuando supimos que tu madre te traía en el vientre, también supimos lo peligroso que sería tu nacimiento. Además, eres hijo de una mujer absolutamente increíble.

Giro la cabeza. — Dime ¿Por qué no dices quién eres tú? Mamá es poderosa, pero tú eres un demonio que revivió después de ser asesinado con una daga hecha para exterminarte.

Su rostro es tan expresivo. Creo que mucho más de lo que es el mío. No quiere recordar quién es, ya que después de todo lo que ha sucedido, durante diecisiete años, ha mantenido su parte demoniaca dormida y ha actuado como una persona normal.

— Papá, eres muy poderoso, muéstralo.

— Hemos hablado de eso tantas veces. Kaleb, solo usaré mi poder cuando estéis en peligro. —Se dirige hacia la puerta. La voz de mamá insistiéndonos no hace reír. — Vamos o nos matará.

Bajamos juntos las escaleras. Me fijo en que ella tiene algo en sus manos que acto seguido le da a papá. Me detengo al borde del último escalón y me lo enseña; una chaqueta de cuero negra, muy parecida a la que él aún conserva en el armario,
Recuerdo que cuando era pequeño solía ponérmela y jugaba a ser papá. Le encantaba verme con ella y le hice prometer que algún día me regalaría una igual.

Me la pongo al instante. — Sabía que lo cumplirías.

— Tu padre nunca olvida una promesa. —Asegura mamá. — Quería dártela en tu cumpleaños pero ha decidido hacerlo ahora, porque es mucho más conveniente.

Arqueo las cejas. — ¿Conveniente por qué?

Papá saca unas llaves de su bolsillo. — No es el único regalo que te hemos hecho.

— No estoy nada de acuerdo con ello, que conste. —Añade tía Jenna. — Les he dicho que es muy peligroso.

Salgo rápidamente, y me encuentro una fascinante moto en la puerta. Los miro ansioso. No puedo creer que lo hayan hecho.

— ¡Joder! —Exclamo.

— Con una condición. —Miro a mamá. — Quiero ser la primera chica que subas a esta moto.

Típico de mamá. Le encanta la adrenalina, le fascina la velocidad. Cojo uno de los cascos y se lo doy para que suba conmigo.

— Un momento. —Se interpone papá—. Tú puedes curarte por ti mismo, pero tu madre no podrá soportar un accidente ¿Me oyes? Ve con cuidado si quieres conservar la moto.

— Papa, cuidaré de mamá.

— Jodida loca. —La señala con el dedo.

A pesar de la preocupación que muestra papá, mamá se sube en la moto tras de mí y los dos nos marchamos. Normalmente papá es el que pone su vida al límite y disfruta haciéndolo, pero cuando se trata de mamá no puede actuar como un loco, más bien actúa como un esposo sobre protector.

KALEB ® {03}Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz