Capítulo 21

362 60 126
                                    

Hubo unos segundos de silencio mientras Bellatrix contemplaba el anillo de los Gaunt con nuevos ojos. Hasta que en el cuaderno bidireccional volvieron a aparecer las palabras de Sabrina:

¿Sabes lo que es?

Sí, Bellatrix sabía lo que era un horrocrux. Nadie le había hablado de ello, pero lo leyó en un par de libros sobre magia oscura. El ritual para ejecutarlo le resultó repulsivo (y eso es decir mucho para alguien que ama la tortura) y el hecho de desgarrar tu alma para vivir más le resultaba incomprensible. A ella le estaba costando ya con una vida estándar...

–respondió con letra temblorosa—. Pero no sé cómo de peligroso puede ser tenerlo conmigo.

A cualquier otro le diría que mucho. Puede afectar a tu humor e incluso poseerte. ¿Has tenido lagunas de memoria o accesos de rabia y depresión?

Fue completamente sincera en su respuesta: no tenía lagunas. Sí que sentía rabia y tristeza en pequeñas dosis, pero se debía a otros motivos.

Poseída no estás, sería difícil porque eres poderosa. Si tienes relación con su dueño y dada tu inclinación a la magia oscura, incluso puede beneficiarte. Si desarrollas afinidad con el objeto, puede potenciar tu magia.

Podría pasar, pero no sé... —respondió Bellatrix dudosa.

Ten cuidado. Aunque no te afecte negativamente, sigue siendo una parte de un ser tan enfermo como para dividir su alma. Nadie que lo haya hecho ha mantenido la cordura ni el aprecio por sus semejantes.

Aquello encajaba bien con Voldemort. Incluso su degradación física se correspondía. Podría destruirlo, sabía que podía hacerse con un fiendfyre... Pero no deseaba debilitar a Voldemort así, a una parte de ella le emocionaba que le hubiese confiado algo tan valioso. Aún así temía que quisiera manipularla con él y afectar a su ser. Estaría más tranquila teniéndolo bajo control. Sabrina debió intuir sus dudas porque escribió:

Puedes neutralizarlo.

¿Cómo? –contestó Bellatrix de inmediato.

Con puffapod: una planta mágica que produce flores rosas y brillantes a diario (a Nellie le encanta). Hierves una flor en infusión y metes el objeto durante un minuto. El horrocrux seguirá ahí, su dueño lo notará, pero no podrá poseerte.

Bien, lo intentaré. ¿Cuánto duran sus efectos?

Unos diez días. Tendrás que repetirlo cada poco.

Como si tenía que repetirlo a diario, le parecía una buena solución. Estaba segura de que Sprout disponía de ejemplares, sustraería uno y problema resuelto. Como de momento no tenía más preguntas pero sí mucho sobre lo que reflexionar, se despidió de Sabrina y le dio las gracias.

De nada, ya sabes cómo contactar conmigo si tienes más dudas. Cuídate y cuida a Nellie, por favor. Me contó lo que hiciste con sus compañeras. La próxima vez que vengas te regalaré lo que quieras.

Bellatrix le aseguró que no había sido nada: el placer de torturar adolescentes era pago suficiente. Cerró el cuaderno y se lo devolvió a Eleanor que lo ocultó entre sus libros.

—¿Estás más tranquila, cielo?

—Sí, Nell, muchas gracias. Tu madre es genial.

—Sí, es la mejor. Excepto por lo de obligarme a estudiar, ¡qué manía tiene con eso! –protestó enfurruñada.

Bellatrix sonrió y la estrechó junto a su cuerpo cerrando los ojos.

A la mañana siguiente Bellatrix aprovechó la hora de comer para escabullirse a los invernaderos. Utilizó el encantamiento desilusionador sobre sí misma y se coló en el primero, al que acudían los estudiantes de los primeros cursos. No había puffapods. En el segundo tuvo más suerte: en una mesa del fondo vio una docena de plantas de flores rosas y brillantes. Cogió una y la ocultó bajo su capa. Una vez fuera, ejecutó un hechizo reductor sobre la maceta y la metió en su mochila. Con ella en brazos llegó hasta las mazmorras.

El profesor y la mortífagaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora