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El parque de los Antiguos era una plaza conocida por poseer los arboles más altos y viejos de la zona, por lo tanto es habitual toparse con personal de la ciudad cuidándolos y asegurándose de que se encontraran en óptimas condiciones. Jade y Félix decidieron ir a correr cerca de las 16:00, un poco antes de la franja horaria más concurrida por el resto de personas.

     Jade y Félix dirigieron al principio del circuito de deportes, optando por caminar durante la primera vuelta para evitar lastimarse. Se echaron a andar, a su alrededor observaron a transeúntes ocupados en sus actividades: pasear al perro, disfrutar de un picnic o simplemente sentarse en el césped a hablar.

     —Jade ¿qué piensas de contar que no somos de aquí? —preguntó el castaño mientras bajaba el ritmo.

     —Bueno... no lo sé, ¿nos creerían?

     —No, tienes razón. Creo que estoy siendo demasiado optimista —asintió con la cabeza—. Pero, ¿te gustaría?

     —Seguro, tal vez. Quiero contárselos pero...

     —No sabemos qué pasará cuando termine "Amor patas arriba" —concluyó Félix con un suspiro—. Yo también quiero confesarlo...

     Jade apuró un poco el paso, sintiéndose insegura. Ambos solían hablar al respecto o preguntarse cómo lo resolverían con la esperanza que el otro respondiera que debían hacer sin embargo, ninguno lo tenía claro. Nunca abandonaron esa sensación de caminar a ciegas por un camino desconocido cuando se refería a cómo terminaron en el interior de la película, su única conjetura fue llegar al final sin estropear la trama principal, la cual claramente rompieron.

     —Tal vez lo más seguro es que sigamos así...

     —Y lo más "lógico" —respondió la pelinegra, no sin cierta duda. Luego giraron hacia la izquierda—. Ah, tenemos que comprar la ropa para el baile

     —Bien, ¿qué es una película adolescente sin un baile rescoldar? —se preguntó Félix con sarcasmo.

     —No hay que romper las tradiciones, ¿no? —bromeó ella en mismo tono.


En la escuela se respira el ambiente festivo y la emoción del baile de fin de curso. Cientos de adolescentes caminan por los pasillos hablando sobre cómo irán vestidos, si invitarán a alguien (y a quién) o irán en grupos, a qué hora es baile y todos detalles tendientes a ese asunto.

     Jared aparece detrás de Félix en silencio mientras intercambia una sonrisa cómplice con Jade. Lo rodeó con los brazos y besó su mejilla, el aludido se sobresaltó un poco pero al darse cuenta que se trata de su novio negó con la cabeza e imitó el gesto.

     —¿Irás al baile conmigo, cierto? —preguntó—. Prometo portarme bien y, mamá nos prestará el auto.

     —Sí, porqué no. Iré contigo. —Sonrió. Félix no tardó en dar su respuesta—.Después organizamos el resto.

     —Ajá —coincidió Jared, luego desvió su atención a Jade—. Hay que hablar con los demás. Necesitamos otro auto, pero estoy seguro que Caleb lo podrá usar.

     —O nos llevará uno de sus hermanos —cuestionó la pelinegra, divertida.

     —Ajá, puede que mis padres hagan lo mismo —dijo Jared pensativo, refiriéndose a Walter como padre sin darse cuenta.

     Ninguno de los dijo nada al respecto, limitándose a continuar la conversación con el pelinegro. Al instante divisaron a Linneth, Ruby y Caleb aproximándose a ellos, que no bien llegaron se unieron al grupo. Nadie tenía apuro por ingresar sus respectivas aulas, faltaban unos treinta minutos para que tocara el timbre.

Rompimos la tramaWhere stories live. Discover now