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No transcurrieron ni tres días cuando la dirección de la escuela comprobó los acontecimientos que Félix había informado con tanto detalle. Por lo cual directora invitó a los padres de Luke a que lo transfirieran a otra preparatoria dado su extenso historial. En cualquier caso, al poco tiempo Viviana y Sally levantaron los castigos de sus respectivos hijos.

    Jade decidió visitarlo:

     —Felixidades por recuperar tu libertad —ella repitió su broma mientras alzaba la mano.

     —Te amo —dijo, tomando la bolsa de caramelos e invitándola a entrar.

     Jade saludó toda la familia antes de dirigirse juntos al dormitorio del castaño. Cuando quedaron solos ambos se acostaron de espaldas en el suelo, colocando las piernas sobre la cama con los pies descalzos.

     —Si alguien nos viera pensarían que esto es extraño —comentó la chica—. ¿Qué te pasa?

     Giró la cabeza hacia su mejor amiga y la observó en silencio. No le importó en absoluto que las zapatillas de ambos se encontraran tiradas en el suelo a unos pocos centímetros de su cabeza. Él tenía ese pequeño y extraño hábito: cada vez que estaba muy abrumado por algo (por ejemplo un examen importante), se acostaba en el suelo con los pies apoyados en la cama.

     Félix agradeció el apoyo implícito de Jade quien lo acompañaba en silencio, aguardando a que él ordenara las palabras que bailaban en su mente.

     —Mi culpa, lo siento. —Bajó los hombros— Pensé en Jared. Si fui tonto en salir con él tan rápido, porque no falta mucho para que la película termine.

     Estiró la mano y observó su palma, como si él fuera a desaparecer en ese instante. Dedujo que si no fuese por sus recuerdos y su compañía mutua, tanto él como Jade se hubiesen perdido en la personalidad de los dueños originales. Reaccionarían a cada provocación de forma cliché en vez de responder con comentarios un poco más ingeniosos.

     "En serio, eso no lo sé. Los adolescentes en estas películas no parecen adolescentes o no tienen crisis reales."

     —Mierda. Sí, dentro de poco es el evento de la final de básquet —recordó ella en un suspiro—, ¿nervioso?

     —Bien... un poco —respondió Félix—. No estoy seguro que ocurrirá o si quiero que esto se termine.

     —No importa si volvemos o si nos quedamos —confesó—, el final va tener un sabor agridulce.

     —Si nos quedamos seguiremos extrañando nuestro mundo y si regresamos será al revés —comentó el castaño en un suspiro—. Genial, sufriremos igual.

     Después de acompañar a Jade a la puerta y despedirse de ella, decidió visitar a Jared. A mitad de camino se divisó que los padres de su novio estaban discutiendo en la entrada de la casa.

     —Te lo dije antes, levantaron su suspensión —dijo Sally.

     —No me refiero a eso —interrumpió Spencer, jugando con el cigarrillo entre sus dedos—, se metió en una pelea por un chico, no tiene sentido.

     —Entonces, ¿cuál es el problema?

     —Él no era así. O es, no es así.

     Cansado de escuchar una conversación sin permiso y estar quieto sin hacer nada, Félix se acercó al pórtico de la casa. Las dos personas presentes se giraron cuando se dieron cuenta de su presencia, pero solo una de ellas sonrió al verlo:

     —Hola Félix, Jared está adentro. Entra —informó Sally de brazos cruzados.

     Esta le echó un vistazo rápido antes de regresarla hacia su ex marido.

Rompimos la tramaTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon