17

40 5 0
                                    

El parque de diversiones Estrella Escondida abría otro exitoso fin de semana con mucho público. Los adolescentes acordaron la entrada principal como punto de encuentro, por lo que medida que llegaban esperaron por los demás a un costado del camino.

    Él único que aún no aparecía fue Caleb.

     —¿Sabes dónde está? —preguntó Jade.

     —Dijo que está estacionando el auto —respondió Ruby.

     Casi como si lo invocaran con las palabras, el susodicho surgió de entre las sombras, atrayendo todas las miradas. Sin embargo estas no tardaron en enfocarse en la otra persona junto a él: Jared. El protagonista, ya acostumbrado a ser el centro de atención, apagó el cigarrillo con el pie mientras daba un paso hacia adelante y los observó con indiferencia.

     Su rostro iluminado transmitía aburrimiento y tensión, sobre todo después de que Félix entrara en su campo visual. Ambos permanecieron callados por varios segundos sin desviar los ojos del otro en ningún momento, y no mostraron señales de querer romper el silencio reinante. No fue hasta que Caleb carraspeó un poco que todos comenzaron a charlar:

     —Invité Jared. Necesitábamos una persona más, ¿no? —admitió lo obvio.

     —Ya veo —dijo el castaño en tono seco—. Olvidaste avisarnos, ¿cierto?

     Miró al deportista con un aire de reproche, quien respondió encogiéndose de hombros mientras levantaba las comisuras de los labios en una sonrisa torcida. Por un lado, supo que su broma inicial de invitar a Jared para que limaran asperezas podía escalar muy alto y temía lo peor, por el otro, tenía una curiosidad malvada de qué ocurriría.

     "Se trata de esos dos" —pensó Caleb. Luego borró su expresión pensativa y declaró—. Ruby, estará conmigo, ¿y ustedes?

     Ruby alzó la cabeza ante el comentario del rubio y el calor subió hasta sus mejillas. Todos seguían ubicados al costado del camino, por lo que Félix, quien estaba de espaldas, echó un vistazo por encima del hombro para comprobar la extensión de la fila.

     —¡Sí! Vamos a ir juntos —accedió en un tono alegre y casual—. Jade, ¿Quién es tu compañero? ¿Félix?

     —No, iré con Linneth. —La chica colocó una mano sobre la espalda de la rubia y sonrió.

     —Entonces... no podrás subir a algunas atracciones. Creo. —Ruby se giró en dirección al castaño.

     —¿Y qué tal con Jared? —Sugirió Caleb—. Él tampoco tiene un compañero, pueden ir juntos.

     Félix regresó a la realidad cuando oyó a Ruby mencionar su nombre, pero luego se hundió en el pesimismo cuando el rubio propuso que ambos fueran juntos. El protagonista también se sorprendió y golpeó sutilmente el costado del otro con su codo. Los dos reaccionaron.

    —¡Cal!

    —Prefiero hundirme en el Titanic

    —Vamos, no es tan malo... —insistió Caleb.

    Varias personas los observaron de reojo, curiosos del aire tenso alrededor del grupo de adolescentes, pero pronto volvieron a sus asuntos. Al final, cedieron ante la presión y ambos accedieron a estar juntos durante toda la estadía. Cuando comenzó a reinar una tranquilidad parcial entre ellos, se formaron en la fila.


Estrella escondida poseía todas las atracciones que esperarías en los parques de diversiones de las películas: montañas rusas, norias, carrusel, autos chocadores, puestos de juegos y comida, etc. Al ser sábado por la noche había un clima festivo y bullicioso, repleto de parejas jóvenes, grupos de amigos y padres con sus hijos. Una mezcla de olores impregnaba el aire: azúcar, caramelo y comida rápida.

Rompimos la tramaWhere stories live. Discover now