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Jade descubrió algo muy importante poco después de trasmigrar. De vez en cuando podía percibir los residuos del "alma" de la propietaria original, como si fuera una estufa recién apagada que poco a poco perdía esa calidez. A veces logró distinguir como ella se sintió respecto a alguien en concreto o atrapar algún recuerdo muy borroso. Incluso hasta comportarse como ella en los momentos donde la línea que las separaba se desdibujaba. Pero esta vez... es diferente.

     Cuando observó al chico aproximarse la tensión dominó su cuerpo, acompañada de unos latidos rápidos y respiraciones largas y pesadas. Algunos fragmentos de discusiones o comentarios maliciosos de parte él hacia la dueña original llegaron a sus pensamientos con tanta vertiginosidad que la mareó. Jade lo supo al instante: se trata del tipo de pareja con el que debes romper.

     —¿Qué te pasa? —el chico se acercó a paso nervioso—. Hace varios días no contestas mis mensajes.

      "Adam" —recordó después de ordenar las letras dentro de su mente.

      Lo examinó casi sin pestañar: altura media, cabello rubio oscuro y ojos marrones, llevaba puesta una chaqueta del equipo de su escuela. A pesar de que sus movimientos eran pesados y lentos, algo en ellos anunciaba que él te saltaría al cuello en cuanto te descuidaras.

      —Perdón... solo quise desconectarme unos días

      —Ya, pero podrías haberme avisado, ¿no?

      Jade echó un vistazo a su entorno, por si acaso. El adolescente estaba de espaldas a la calle, a pocos pasos de la vereda, por lo tanto no había muchos estudiantes merodeando a quienes acercarse, pero si unos cuantos autos atravesando la calle principal de la escuela, esperando por los alumnos que se salían más tarde. Sintió una mezcla de alivio y nervios, tal vez los conductores sí podrían notar algo extraño.

      —Ey, ¿puedes dejar actuar distraída? Préstame algo de atención—Adam suspiró e intentó cambiar de tema—. ¿Qué tal tu día?

      —Bien, unas amigas me invitaron a una fiesta —Jade, forzó una sonrisa.

      La chica captó el cambio tan brusco de comportamiento. Cuando se dio cuenta que no respondió sus preguntas, su expresión se suavizó e intentó sonar más amable, pero eso fue suficiente: no pudo evitar sentir la piel de gallina y el deseo de salir corriendo. Los sentimientos y pensamientos de la dueña original se mezclaron con los suyos propios más y más por culpa de Adam.

     —¿Fiesta? —tensó la mandíbula—. ¿No dijimos que la próxima vez iríamos juntos?

     —No conozco a nadie de tu escuela, estaré sola y aburrida.

     —¡No lo necesitas! Te presentaré algunas amigas, o solo habla conmigo.

     Jade revisó los recuerdos de la propietaria. Las amigas a las que se referían Adam o eran unas chicas inmaduras que molestaban a otros alumnos y con gustos horribles en chicos, o solo querían acostarse con él a pesar de que sabían que ella era su novia. Para empeorar las cosas, las pocas amigas sinceras que tuvo se apartaron de él .

     Se arrancó la piel muerta de los labios. Un fragmento de las memorias de la Jade original atravesó su mente: era sobre las ex amigas de Adam advirtiéndole como era Adam en realidad, pero creyó que estaban exagerando un poco y no quiso escuchar.

     Ante la expresión tensa de él, se obligó a si misma a regresar a la conversación.

     —Es solo una fiesta. Esta con mis amigos, llevo teléfono y si bebo no alejaré mi vaso de mi vista de él.

Rompimos la tramaWhere stories live. Discover now