Capítulo 27

330 59 20
                                    


Zaid Vélez

Las relaciones no eran algo que me asustase, había tenido novios antes, bueno... "Novios", porque nos tratábamos como tales pero única y exclusivamente nos veíamos a escondidas de vez en cuando. Con Killian nunca había actuado a las escondidas, no teníamos problema en salir a desayunar juntos, en que la gente nos viera tomados de la mano, en besarnos en público, en defendernos el uno al otro cuando otro empresario cargaba contra nosotros... En fin, lo típico.

Killian era un buen chico, no cualquiera se lo merecía. La pregunta era: ¿Yo era mecedor de él?

—No sale —se quejó, volviendo a sentarse en la silla que estaba frente a mi.

La emoción del beso me hizo tirar una copa de vino encima de su cuerpo, se había ido al baño para mojar la tela e intentar borrar la mancha, pero al parecer no había funcionado. ¡Todo lo contrario! Ahora estaba mucho más extendida.

Me carcajeé, ganándome una mala mirada del italiano, intenté ponerme serio pero me fue imposible.

—¡No es gracioso! —reprochó, haciendo un mohín con sus labios.

—Tienes que admitir que es gracioso, mimado —burlé, extendiendo una mano para pellizcar su mejilla—. Pero descuida, no vas a necesitar ropa esta noche, cuando lleguemos al departamento voy a arrancártela con los dientes.

—¿Con los dientes? —se sorprendió, fue lo más tierno que vi en meses.

—Uhum, con los dientes —asentí, poniendo mi mejor sonrisa seductora. Con eso sólo conseguí que sus mejillas se sonrojasen más—. Anda, mimado, levanta tu culito de ahí y vámonos.

—Pero... Me da vergüenza que me vean así —admitió, apenado. Le eché un vistazo a su ropa, mordiéndome los labios para no volver a reírme.

—No tenemos que ir adentro a nada, ya está todo pago así que... —señalé con la mirada el camino, al principio se sintió aliviado pero al reparar en mis palabras quiso protestar—. No, he dicho que ya está todo pagado, no intentes siquiera decir que querías pagar tú porque no te lo voy a permitir.

Pone los ojos en blanco y yo contengo mis ganas de nalguearlo cuando empieza a caminar delante de mi, nadie podía negar que tenía un culito muy bien formado, uno que enloquecía mis sentidos. Se detiene sin razón alguna, yo al no esperarme el movimiento termino chocando con su cuerpo, mirándolo un tanto confuso.

—No quiero irme —confesó, alzando la mirada para ver el estrellado cielo sobre nosotros—. La noche está hermosa, deberíamos de aprovecharla, ¿No crees?

—¿Estás sugiriendo lo que yo creo que estás sugiriendo? —reí entre dientes.

Que atrevido se estaba volviendo el mimado, creo que estaba siendo una mala influencia para él. No, no lo creo. Sé que lo estoy llevando por el mal camino.

No me responde, solo me sonríe y camina hacia la playa, se quita los zapatos antes de tocar la arena y después corre por esta como si fuera un niño de seis años. Dejo escapar un suspiro y acto seguido lo imito, tirando a la basura la imagen de tipo serio y formal que me estuve maquillando durante tanto tiempo.

—¡Mira, Zaid! No somos los únicos en la playa —señaló con su dedo índice a dos chicas que paseaban tomadas de la mano por la orilla—. Son guapas.

—Oh, ¿por qué mierda tenías que ser bisexual? —me quejo, no iba en serio pues sabía que solo lo decía por decía.

—No lo sé —se encogió de hombros—. Supongo que el físico es lo de menos, independientemente de si son hombres o mujeres, me gustan las personas... Y tú también me gustas.

—¿No me consideras persona? —burlé, llevando mis manos a su cintura.

—Eres demasiado perfecto para ser persona —rió, juntando sus labios con los míos, apenas los rozamos porque él vuelve a hablar—: ¿No te gustaría hacer un trío, Zaid?

Casi me ahogo con mi propia saliva, me esperaba de todo menos esa pregunta, tenía la imagen de un Killian inocente pero al parecer lo corrompí más de lo que pensaba.

¡Que atrevido, mimado! ¿Un jodido trío? Pero bueno...

—No voy a compartirte en la cama con una mujer —dejé en claro—, lo siento pero no.

—Eres un aburrido —eso debería de sonar como un reproche pero no le salió así.

Puso una de sus manos en mi nuca para empujar mi cabeza hacia la suya, atrapó mis labios con los suyos para besarme, esta vez como Dios mandaba. Me dejé llevar y mis impulsos me ganaron esa noche, es obvio como terminamos la noche, ¿no?

Bueno, haré una breve descripción.

Nuestros cuerpos en la arena, sintiéndonos el uno al otro, piel con piel, suspirando el nombre del contrario con el sonido de las olas de fondo.

Tal y como le prometí al mimado, traté de desnudarlo con los dientes, pudo ser peor...

—Zaid —llamó mi atención mientras yo acariciaba sus rizos, una acción que me encantaba hacer—, te amo.

—Te amo a ti también —respondí, sonriéndole con dulzura. Su caliente cuerpo estaba ligeramente pegado al mío debido al sudor que cubría nuestra piel—. ¿Vamos a darnos un baño?

—¿Desnudos? —cuestionó con una sonrisa pícara.

—Desnudos —asentí, riendo.

Él fue el primero en levantarse para echarse a correr hacia el mar, yo lo seguí de cerca. La temperatura del agua estaba bastante bien, ni demasiado fría ni demasiado caliente. Estaba en el punto. El mimado aprovechó mi distracción para salpicarme con esta, me tomé unos segundos para asimilarlo y después le devolví la acción.

Entre risas, besos y caricias tentadoras fue como terminó el día de nuestra primera cita.

ZallianWhere stories live. Discover now