Para que esperar.

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Estos jueguitos del gato y el ratón aunque lo hacen disfrutar ya tienen harto a Hoseok, quien aunque sigue trabajando de manera impecable con él: termina siempre sollozando de placer ante una caricia suya, deseando cada vez más a pesar de llevarse varios orgasmos consigo, siendo prudente al momento de estar junto a él, pero también quitando la máscara de seriedad en su rostro para pasar a ser un demonio dominado por el deseo que le pide cada vez más porque no consigue tener suficiente de él por mucho que le dé.

—Hazlo por favor..—lo tiene sobre su cuerpo, amasando sus piernas con morbosidad cuando todos se han ido de la oficina y solo están pendientes a sus caricias pues el trabajo terminó hace mucho.—¿Para que esperar?—ya no puede soportar tanto tiempo sin tenerlo cuando lo ha follado de otras maneras y él apenas le puede tocar.—Hazlo Yoongi, follame ya.

No sabe como llegaron hasta aquí, ni cuánto tiempo ha pasado desde que aceptó verle a escondidas, siendo esa oficina un punto medio dónde ambos olvidan lo demás y conviven bien en lo laborar. Porque maldita sea, son como dos almas gemelas que aunque por ahora solo comparten buen sexo y un exelente ambiente de trabajo; cada vez que lo tiene cerca pierde el control y no puede saciarse de tanto jozo, y tanta buena estimulación. Entonces, ¿Que importa si no es correcto dejarse follar cuando Yoongi ya está clavado en sus pensamientos como la piedra al marfil?.

No tiene caso negar que, no hay nada entre ellos más que deseo y ganas inmensas de pecar, porque son adultos que deberían saber manejar la situación sin causar conflictos en lo laboral.

Y Yoongi no puede negarse cuando lo tiene bajo él, cuando ha probado ya muchas partes de su cuerpo y tiene su bonito culo dilatado a causa de que lleva varios minutos metiéndole los dedos dentro. Sabe que, sería un idiota si se niega a penetrarlo cuando la tiene dura y apenas se ha tocado. Cuando después de semanas en ese juego: ya quiere dejarse vencer sin importar las consecuencias que esto traerá a sus vidas cuando descubra que no puede parar, porque sabe que el chiquillo de ojos brillantes como perlas es adictivo y dejará un trauma en su cuerpo al momento de caer. Pero ya no importa, pues no desea dejarse esperar más.

—Abre las piernas y relájate para mí, ángel—le pide, sintiendo latir su miembro mientras se desnuda bajo esa atenta mirada que lo ve mientras se masturba sin pena alguna.

Descarado, eso es lo que es.

Pronto el mayor está desnudo sobre él mientras le besa los labios y empuja su masculinidad con la suya, logrando una fricción placentera entre ambos cuerpos que tienen a Hoseok gimiendo bajito, como una sirena emitiendo un bonito canto, que lo hechiza desde el primer momento en que lo escucha, y tiene que contener toda su fuerza cuando baja a intentar rozar su bonito culo pues no desea lastimarlo, aún cuando quiere follarlo como sino hubiese un mañana.

Le acaricia suave, estimulando las partes de su cuerpo que descubre le hacen suspirar, y traumando su mente con susurros sucios a su oído que le incitan a pecar, logrando que cuando le penetre, habiéndose puesto protección: el chico vea estrellas dónde debería ver el techo de la oficina, y le clave las uñas en la espalda pues se siente ahogado ante la invasión tan grande en su pequeño cuerpo, que sencillamente es brutal.

—Joder Seok—gruñe, empujando fuerte porque maldita sea, jamás imaginó poder sentir tal sensación, y es que el culo de su asistente se siente cálido y apretado, logrando que penetrarlo sea un puto placer.

Pronto el ritmo aumenta, ambos dejando la lógica de lado, cuando comprenden que perderse en el momento es más importante que lograr hilar un pensamiento ya que han trabajado mucho como para no disfrutar lo que han descubierto que sus cuerpos producen al estar juntos. Sobre todo porque las penetraciones son duras y Yoongi golpea tanto su punto que le hace gritar sin importar que alguien afuera los escuche, pues además tienen que aprovechar que pasan de las ocho y son los únicos en estar en el edificio aparte de los guardias de seguridad.

Es sexo duro, y caliente, sin importar que algo malo pueda pasar.

Y Hoseok está de acuerdo con dejarse usar pues es quien más gana cuando el beso sucio pasa a ser sensual, mientras el mayor le acaricia todo el cuerpo logrando que se sienta hipersensible a cada momento, y llegue dos veces antes de que pueda terminar. Siendo seguido por el señor Min que gruñe bajito, temblando cuando ha acabado también, vacíandose en el condón, habiendo empujado fuerte en una última embestida a ese bonito culo maltratado por el placer, que late cuando le deja en paz y recibe el semen propio del chico que apenas a parado de gimotear.

—Eres un desastre—le susurra al oído,  abrazándose a su cuerpo un momento antes de recobrar la serenidad.—Has estado maravilloso y eres tan bonito que el sexo es fenomenal.

El chiquillo sonríe, aún temblando mientras le pone las manitos sobre su ancha espalda.

—Tú eres un animal—opina bajito, haciéndole reír mientras le mira a los ojos chispeantes de placer.

—¿Pero te gusta?

Hoseok se ríe, como un maldito niño atrapado haciendo algo mal y asiente, apenas dejando pasar las sensaciones que le hace experimentar.

—Me gusta, pero me gustas tú mucho más.

Si tan solo supieran que aunque alegan ser maduros y que afirman que son solo sexo: eso va más allá de lo usual, y que debieron terminar allí antes de avanzar en una situación que no pudieran frenar. Pero no, Yoongi se quedó un momento más con él después de acabar cualquier acto sexual, y Hoseok se abrazó a su pecho: compartiendo algo más que intimidad sin saber que eso les podría alguna vez sin consideración: llegar a matar.

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Intransigente. © [YOONSEOK.]Where stories live. Discover now