Circe & Asher | [Heridas #1]

Capitulo 21

Por un largo rato, Asher y yo no dijimos nada, veo sus piernas en el borde del precipicio en la parte alta para tirarse al agua. El color morado alrededor de su ojo resalta en su piel mientras que su mirada esta en el agua, el frio esta acariciando mi rostro mientras seguimos sentados sin decirnos nada. Cierro los ojos mientras suspiro y él mueve sus pies, mientras que los míos están cruzados.

Las palabras no llegan a mi cabeza, y entonces siento su mirada encima de la mia, me volteo a verlo. Es inevitable no ver lo morado alrededor de su ojo y el leve corte del labio donde su padre le había golpeado.

—¿Estas enojada?—pregunta mientras me agarra la mano suavemente.

—¿Dónde pasaste la noche?—pregunté en un murmuro. Pues me conto que lo echaron de su casa, y ahora lo que mas me preocupaba era donde tenía un lugar para dormir.

—Con mi abuela.—contesta encogiéndose de hombros.—Es una buena mujer, nunca pregunta demasiado, pero con sus pocas palabras parece hacer temblar el mundo.

Sonreí de lado mientras que Asher suspira metiéndose las manos en los bolsillos de su abrigo y lo miro, la mirada seria, el rostro cansado, el cuerpo encorvado. No me gustaba verlo así, me apoye en su hombro acurrucándome en el mismo mientras que su mano buscaba la mía donde entrelazaba nuestros dedos y suspiramos.

¿En que estas pensando, Asher?. ¿Tienes los mismos pensamientos vacíos que los míos?, ¿te sientes en ese hueco infinito donde todo se evapora a tu alrededor?, ¿Sientes que tu corazón esta tan débil como el mío y no hay fuerza e la tierra que pueda pararlo?. Por favor no, no te sientas asi, déjame llevarme el dolor para que estés bien, solo quiero que estés bien.

No se cuanto tiempo nos quedamos sentados en silencio, en algún momento él se levanta, y aunque sus ojos están fijos en el lago me extiende la mano la cual no dudo de tomar mientras me levanta, y con nuestros dedos entrelazados caminamos por las calles de Golden Valley.

Parecemos dos nubes grises molestando la soledad de las personas cuando se nos voltean a ver, a dos adolescentes con nubes tormentosas encima de su cabeza, el chico con un ojo completamente morado y mirada seria. Y la chica que pareció un zombie por bastante tiempo. Llegamos a una pequeña casa de color rosa claro con cortinas blancas, un pequeño perro de color negro se para en dos patas para recibirnos mientras mueve su cola.

Una mujer mayor nos sonríe, con un delantal blanco y un vestido largo color celeste.

—Llegaste temprano.—dice su abuela, la cual tenía el cabello blanco, la mía se encargaba de teñírselo de rubio negando a aceptar sus canas y la vejez, aquella mujer no, aquella mujer tenia el pelo blanco suelto con un pañuelo encima de su cabeza evitando que cualquier cabello se caiga en lo que estuviera preparando.