La Ultima Gran Dinastía

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— Y cuando lleguemos al otro lado... ¿regresamos a buscarlos?

— No debes regresar. — dijo con un toque de pánico y dejo un beso en mi frente. — vas a preguntar por Mijung.

— ¿Mijung-ssi? ¿La sirena?

Ella era una vecina peculiar, no vivía aquí pero siempre visitaba a mamá y le traía cosas del otro lado a Hanam. Ropa, biberones y medicinas. A mí me traía juguetes y cosas del océano.

Cosas que aquí no encontraban.

— Sí, ella. Ahora... hagan silencio.

— ¿A dónde irá?

— Ya regresaré, no te preocupes Tae. Tu padre y yo estaremos contigo y con Hanie en unos momentos.

Ella desperezó a Hanam que se sentó a mi lado frotando sus ojos somnolientos.

Mi madre salió y escuche un par de cosas que no tenían sentido. Mi madre le decía a mi papá "Amor, no podemos irnos" y mi padre insistía en alejarse de la casa. Cuando escuché el primer ruido tomé a Hanam de la mano para saltar la ventana.

— Hermano, ¿mamá? ¿papá?

Ella no había aprendido a hablar, solo palabras que repetía.

— Ahora no Hanam, tenemos que huir.

Escuchamos otro par de disparos y yo corrí por la hierba con Hanam en mi mano. Ella ya había aprendido a caminar hace dos años, pero era bastante torpe. Sentía que nos retrasamos entre las ramas de los árboles y los arbustos. Yo halaba de ella cada tanto, pero eso solo hacía que llorara más fuerte.

¿Por qué tengo que estar en su equipo? Era obvio que íbamos a perder y nos iban a encontrar.

— ¡Hanam! ¡Ya has silencio! — la hale tan fuerte de la mano que se cayó sobre sus rodillas. — ¡Levántate rápido o te dejaré aquí! Tenemos que buscar a la sirena Mijung.

No la iba a dejar, solo esperaba que mi amenaza hiciera correr más rápido.

Ella intentaba mantener mi ritmo, pero por ser más delicada se cansó al atravesar el pequeño riachuelo. Decidí entonces cargarla sobre mi espalda pero escuchamos más ruidos

Eran como pasos fuertes a nuestra dirección.

— Hermano... regresemos. — me imploró con sus mejillas húmedas y manos hechas puños en el cuello de mi camiseta. — por favor.

— No podemos.

— ¡Hermano!

— Cállate, Hanam. Nos van a encontrar.

Gritaba entre dientes para que se tranquilizara, pero no podía.

Mire alrededor un buen lugar para escondernos. Tenía que revisar que tan estable era una rama medianamente alta entre el follaje del árbol. La baje de mi espalda subiendo por el tronco sin problema, al menos aquí había aprendido a hacer más cosas como escalar árboles y correr como un león.

Cuando subí y probé entonces bajé a rescatarla.

— Vamos, súbete a mi espalda.

— ¡Perrito!

Vi donde señalaba, era una cría de un lobo.

Antes de advertirle ya corría hacia el animal alejándose de mí. Enojado corrí tras ella para volver a darle la mano, pero escuchamos un llamado, era un hombre. Intenté regresar a donde estábamos pero humo empezó a salir de los árboles.

Se estaban incendiando.

Decidí entonces seguir con el plan inicial, no estábamos lejos del océano. Corrí con Hanam a mi lado, pero los árboles caían sobre nosotros.

𝕮𝖗𝖚𝖘𝖍 εїз KTH⁴Where stories live. Discover now