Ya sin dejar que el ser vistos los preocupe, la pareja corrió por el campus siendo perseguidos por la luz de una linterna y los gritos de un hombre; Namjoon no sabía hablar tailandés, pero no era difícil adivinar que lo que el guardia de seguridad les decía era algo por el estilo de ¡Quietos! ¡Quiénes son! ¡Llamaré a la policía! ¡Alto ahí!
Sus gritos llegaron a oídos sordos. Ambos estaban demasiado ocupados saltando obstáculos y oyendo sus respiraciones agitadas al compás de sus corazones para que les importara lo que aquel hombre pudiera estar gritando a lo lejos.
Para ser alguien de seguridad no parecía tener buen estado físico.
Abandonar los terrenos del campus resultó mucho más sencillo que ingresar a él, pues ya sin la necesidad de tener cuidado o no hacer ruido podían moverse a sus anchas sin miedo a ser encontrados. Bajo esta presunción fue que esta vez se dirigieron directamente hacia la entrada principal y abandonaron el lugar por los portones que uno de los muy eficientes guardias había dejado sin cadena.
El conductor del taxi al que subieron los miró como si sospechara de sus crímenes pero no intentó echarlos o decir nada, llevándolos en silencio hasta el hotel, quizás sintiendo el aire tenso que la pareja había subido consigo. Tal era la pesadez del aire en la cabina que Joon no pudo evitar abrir la ventana e intentar respirar profundamente una y otra vez; ninguna bocanada por más honda que fuera lograba quitarle la sensación de asfixia.
Cualquiera que fuera el estado de Seokjin, Namjoon no tenía ni idea; estaba demasiado ocupado batallando con los pensamientos intrusivos corriendo por su mente y en obligar a sus pulmones a aceptar aire para voltearse hacia él y comprobar que no lo estuviera fulminando con la mirada.
Protegidos por la puerta de la habitación de hotel y apenas se escuchó el chasquido del cerrojo, Seokjin lo sostuvo de la manga de la chaqueta, evitando que siga avanzando al interior; sus ávidos ojos notaron al instante que Joon había tenido toda la intención de correr hacia la laptop que ya lo esperaba, probablemente, con el nuevo código.
El ex agente lo jaló con la suficiente fuerza para ubicarlo a sus espaldas y luego caminó él hacia el aparato sin siquiera molestarse en quitarse las botas. Alcanzó la mesita antes de que Namjoon pudiera protestar y tomó la computadora, levantándola en sus manos para que lo viera y luego escondiéndola tras de sí.
—Daehyun puede arruinar la economía mundial si quiere —empezó Jin, su rostro oscurecido no solo por la penumbra del cuarto, sino por el enojo en su mirada—, pero no te dejaré encerrarte en esta cosa hasta que me expliques qué está sucediendo, Kim Namjoon.
»Insisto en que desde Taipéi que has estado actuando raro. Casi errático y desesperado mientras trabajas en los malditos códigos y no como las veces anteriores, cuando parecías aterrado de que el contador llegara a cero —explicó el mayor—. Parecías ansioso de ponerte a ello pero más por gusto que otra cosa. Y lo repito: te veías más que aliviado por tener la aprobación de ese imbécil.
Joon había chocado contra una pared. Tanto había estado acelerando en una dirección desconocida y ahora no tenía escapatoria, atrapado en un callejón sin salida y quien lo esperaba al final del camino era Seokjin, enfadado hasta los pelos y exigiendo respuestas a cosas que ni él mismo entendía del todo.
—¿Acaso te alegra eso? ¿Qué te hayas probado a ti mismo frente a Daehyun? Porque esa es la impresión que me diste, Namjoon.
Realmente no tenía demasiadas opciones. Podía seguir mintiendo, agrandando la bola de nieve, pero el solo ser consciente de que nada de lo que dijera lo protegería de las consecuencias fue suficiente para decirse a sí mismo que la mejor respuesta era siempre la más simple. Solo le quedaba ser honesto o tan honesto como su embrollo mental le permitiera.
—Desde mi conversación con Daehyun en Taipéi he tenido ciertas dudas —dijo Namjoon abrazándose a sí mismo sin darse cuenta, sus ojos esquivando la mirada de Seokjin e ignorando sus preguntas retóricas—, dudas sobre mí mismo y sobre nuestra relación.
Automáticamente Jin se tensó. Solo cuando terminó de decirlo Joon levantó la mirada para verlo y notar cómo cada músculo de su cuerpo parecía ahora congelado en una posición dolorosa; hasta su rostro se había contorsionado en una expresión de dolor y tristeza, con quizás un toque de traición y enfado.
—¿A qué te refieres con dudas? ¿Cuáles son y qué se supone que está tan mal con tu vida actual para que empieces a dudar? —interrogó Jin consiguiendo sacar las palabras incluso con la mandíbula tan tensa.
Había mucho que no estaba claro, así que solo podía comenzar por lo que era más evidente.
—Quizás sí amo el hacking más de lo que creí —sentenció el menor—. Quisiera poder hacer más con los conocimientos y las habilidades que poseo, como Daehyun.
»Tal vez estoy un poco harto de ser un peso muerto en tu espalda y siempre ser el débil que necesita protección —siguió Joon sin poder detener el torrente de palabras una vez que comenzó a soltarlas—. Tal vez quiero hacer algo más que solo esconderme detrás de ti, dejando que tú te encargues de todo mientras yo tiemblo o soy un estorbo.
Seokjin volvió a ubicar la laptop en su lugar y regresó junto a él, agarrándolo de los codos y sacudiéndolo un poco mientras lo miraba con los ojos enrojecidos y el ceño fruncido en un extraño intento por no dejar salir sus emociones más vergonzosas.
—Entiendo todo eso, pero lo que no comprendo es por qué tienes que relacionarte con él. ¿Acaso quieres unirte a él? ¿Convertirte en ese adversario que tanto quiere el desgraciado? —cuestionó Seokjin sin dejar de sacudirlo; el gesto parecía casi suplicante—. ¿Quieres volver a años atrás cuando eras básicamente un criminal para mantener a Taehyung?
—No lo sé, Jin.
—¿No lo sabes? ¿No sabes si quieres ser un criminal? —espetó Jin, cada vez más molesto.
—¡No lo sé! ¿De acuerdo? Solo sé que ya no puedo seguir con la misma mierda —terminó Namjoon con fuerza, solo para desinflarse tan pronto como las palabras abandonaron su sistema.
Al final su terapeuta había tenido razón hasta cierto punto. El que hubiera sido de ese modo era lo lógico, pero no por ello Seokjin se sentía menos estúpido o culpable.
¿Y si Joon se sentía así porque él siempre insistió en mantenerlo alejado de todos los problemas en un esfuerzo por protegerlo? ¿Acaso lo hizo sentir débil e inútil? El solo pensamiento lo abrumaba hasta el punto de que solo quería doblarse sobre sí mismo y echarse a llorar en su lugar, pero su rabia desmesurada no se lo permitió; rabia no contra Joon, sino contra Daehyun por confundirlo y contra sí mismo por no haber sido consciente de sus sentimientos.
Seokjin soltó los brazos de Namjoon entonces, retrocediendo un paso solo para rodear al menor y empezar a caminar hacia la entrada sin siquiera intentar quitarse la ropa de calle.
—¿A dónde vas? —preguntó Joon con algo que parecía alarma en la voz.
—Necesito pensar y también algo de aire. Saldré a caminar y volveré al rato —informó deteniéndose frente a la puerta abierta, pero sin voltear a verlo—. No me esperes para dormir.
Era extraño, sentir a Seokjin tan molesto. Incluso con la distancia que ahora los separaba casi podía sentir el calor que emanaba su cuerpo. Pero lo que más lo atormentaba era no tener el valor para correr hacia él y detenerlo, porque a pesar de tener tantísimas dudas, había algo de lo que estaba 100% seguro:
Lo había decepcionado. Y eso era mil veces peor que lo que sintió con Daehyun.
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Code Breaker | JinNam {Binary Code #3}
RomanceAl final de cada problema, siempre quedan cabos sueltos; algunos más evidentes que otros y esos, los más pequeños y aparentemente inofensivos, de alguna forma son los que más nos carcomen y persiguen. Luego de la caída de Lee Jeonghan en colaboració...
