veintiséis

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desire body     capítulo veintiséis

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          JUNGKOOK HIZO UNA mueca de fastidio cuando vió a SeolHyun hablando con SeolHye, desviando su mirada mientras el sentimiento de rencor se instalaba en su pecho; era obvio que el azabache no superaba que la madre de su esposa fuera la causante de su muerte.

          Y tampoco la había perdonado, y ni pensaba hacerlo.

          —No me gusta que esa mujer esté cerca de SeolHye, es muy dañina para ella —NaNa comentó mientras veía junto a JungKook como la madre y su hija conversaban desde lejos—. Por suerte, se fue de la mansión porque logró comprarse otra más lujosa en quién sabe dónde.

          JungKook bufó molesto.

          —Con mi dinero, claro —JungKook murmuró entre dientes con un toque cínico.

          NaNa se volteó a mirar al azabache enojado.

          —Y tú, tienes que disimular más si no quieres que SeolHye se entere de que en realidad no eres el hijo de su esposo y en realidad eres una reencarnación de él —NaNa regañó a JungKook con una mirada seria—. Deberías de decidir ya lo que quieres hacer, SeolHye no se toma bien las noticias inesperadas.

          NaNa recordó con dolor el ataque psicótico que a SeolHye le dió cuando se enteró de la muerte de JungKook; la pelinegra pasó todo el día con una actitud frenética y errática, diciéndose a sí misma que JungKook no estaba muerto y regresaría en la noche de su trabajo para estar junto a ella.

          No pudo distinguir la realidad y el golpe duro llegó cuando vió el cuerpo de JungKook en la tarde.

          —No tiene caso, porque ¿quién creería que alguien murió y de repente su alma reencarnó en un cuerpo diferente sin motivo alguno? —JungKook escupió sarcasmo y escepticismo, poniendo los ojos en blanco a su vez.

          —Créeme —insistió NaNa mientras hacía que JungKook la mirara a los ojos—, SeolHye creería cualquier cosa con tal de que su esposo estuviera de regreso.

          JungKook se quedó pensando en las palabras de la mujer que lo crió y mordió el interior de su mejilla.

          «SeolHye creería cualquier cosa con tal de tener la certeza de que estaba de nuevo con ella...», el azabache repitió en su mente.

          —Bueno, creo que ya no tengo nada que hacer aquí, así que deberíamos de irnos. —SeolHye llegó hasta donde estaba NaNa y JungKook, interrumpiendo la cadena de pensamientos del azabache.

          —Oh —NaNa llamó la atención de la pareja—, yo puedo volver a casa, pero ustedes pueden ir a celebrar en algún restaurante o bar.

          SeolHye y JungKook se voltearon a ver, como si quisieran saber si el otro estaba de acuerdo, pero ambos se terminaron riendo cuando sus miradas chocaron.

          —No tengo problema alguno —JungKook aceptó.

          —Entonces, yo tampoco —SeolHye coincidió.

          NaNa miró encantada a la pareja y se despidió rápidamente de los susodichos para irse a la mansión.

          JungKook divisó a la madre de SeolHyun viéndolos a SeolHye y a él de lejos, y rápidamente se volteó a ver a la pelinegra.

          —¿Por qué no me esperas en el auto?, vi a un conocido y quiero saludarlo. —JungKook sonrió con convicción hacia SeolHye.

          —Claro.

          JungKook vió como la pelinegra se alejó de él y esperó hasta que ésta llegara al auto antes de acercarse a SeolHyun, quien parecía estar esperándolo detrás de un árbol en el campus de la universidad.

          —¿Cuánto quieres para desaparecerte de la vida de SeolHye y no volver nunca más? —JungKook peguntó directamente, haciendo que SeolHyun sonriera victoriosa.

          —Creo que puedo reformular esa pregunta a lo que verdaderamente te interesa —SeolHyun se burló—: ¿cuánto eres capaz de ofrecerme con tal de tener a mi hija y meterte con ella?

          JungKook miró con asco a SeolHyun.

          —No cometeré el mismo error de antes, SeolHyun; si no desapareces de su vida cuanto antes, esta vez seré yo quien te mande a matar a ti. —JungKook acercó su rostro al de la mayor y pronunció cada palabra con enojo.

          SeolHyun se mostró sorprendida, pero JungKook ya se había dado la media vuelta e ido.


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