DESIRE BODY ━━ jeon jungkook

veintiuno

desire body     capítulo veintiuno

          SEOLHYE TEMBLÓ VIOLENTAMENTE en su lugar, aferrando sus manos a la sábana que la cubría como si su vida dependiera de ello, apretando sus ojos con fuerza mientras su cuerpo estaba bañado en sudor.

          SeolHye siempre odió las pesadillas, fueron el peor efecto secundario que quedó de la vida que vivió junto a su madre, o, mejor dicho, que su madre la obligó a vivir; siempre la acechaban en la noche mientras en el día se hacían realidad, persiguiéndola a todos los lugares a los que se escapaba.

          Luego, se detuvieron repentinamente por unos años, cuando pudo enfrentarlas y volverse inmune a ellas.

          Hasta que regresaron para atormentarla de nuevo, después de la muerte de JungKook.

          SeolHye sollozó con fuerza en su lugar, inconscientemente, su respiración agitándose fuertemente mientras se ahogaba en sus propios jadeos.

          La imagen del cuerpo inerte de JungKook se presentaba en su mente y se quedaba estancada allí, en una especie de bucle, repitiéndose sin parar, mientras el sentimiento de culpa se enterraba en lo más profundo de su pecho, carcomiéndola desde dentro.

          SeolHye pensaba a menudo que sólo faltaba que el fantasma de JungKook comenzara a espantarla, y entonces ella podría darse tranquilamente por vencida y tirarse de un puente.

          JungKook se detuvo en seco en su lugar cuando escuchó ruidos de la habitación que compartía con SeolHye en su anterior vida, frunciendo el ceño. JungKook casi lo dejó pasar para seguir el camino a su habitación, pero un grito lo alertó y lo desesperó en su lugar, yendo a abrir la puerta de la habitación de SeolHye con brusquedad para entrar a la misma y sorprenderse al ver a SeolHye sentada en el medio de la cama, sudada y con la respiración agitada, con una expresión aterrorizada en su rostro pálido.

          JungKook se acercó a SeolHye lentamente, sentándose en el mullido colchón frente a SeolHye con cuidado mientras tomaba el rostro de la pelinegra entre sus manos tatuadas.

          —¿SeolHye? —JungKook llamó en un susurro y SeolHye tembló en su lugar cuando juró haber escuchado la voz de su esposo.

          JungKook se mordió el labio inferior ansiosamente ante la expresión espantada en el rostro de la que fue su esposa.

          —¿J-JungKook? —SeolHye miró al azabache frente a ella con desespero—. ¿Mi JungKook?

          El azabache sonrió triste, pero asintió con tal de tranquilizar a SeolHye.

          —¿Quieres dormir?, durmamos juntos entonces, ¿sí? —JungKook se acostó junto a SeolHye y abrazó el cuerpo de la pelinegra fuertemente.

          Como en los viejos tiempos.

          —JungKook... —SeolHye susurró de manera ida antes de quedarse dormida lentamente en los brazos del azabache del supuesto hijo de su esposo muerto.

          Pero que en realidad era el alma reencarcada de su esposo en una versión joven de sí mismo.

          JungKook se levantó de la cama cuando se aseguró de que SeolHye estaba profundamente dormida, chocando con la mesita de noche al lado de la cama y sintiendo algo tocar sus pies.

          JungKook se agachó y tomó el frasco de pastillas que se habían caído de la mesita de noche, leyendo la prescripción y el nombre para luego darle una mirada de reojo a SeolHye.

          Eran antipsicóticos.

          El azabache soltó un suspiro.

          —Dos años casado contigo y al parecer nunca conocí a la verdadera SeolHye.

          JungKook dejó el frasco de pastillas donde estaban antes y se fue de la habitación silenciosamente.