{Capítulo 6 parte 3}

37 14 0
                                    

Corina aún caminaba de regreso a su casa, aunque le agradaba la idea de esperar a su hermano para irse juntos su cansancio la estaba matando

Oops! Această imagine nu respectă Ghidul de Conținut. Pentru a continua publicarea, te rugăm să înlături imaginea sau să încarci o altă imagine.

Corina aún caminaba de regreso a su casa, aunque le agradaba la idea de esperar a su hermano para irse juntos su cansancio la estaba matando.

Exhalando con un suspiro de agotamiento, nuestra protagonista se envolvió en su bufanda al mismo tiempo que el sonido de sus pasos se volvían sincronizados como una melodía. "Tap, tap, tap, tap" se escuchaba de las pisadas de Cori mientras recordaba su inicio del día.

Sus pasos ya la habían llebado a la mitad de su trayecto cuando se detuvo en seco delante de un carrito que vendía comida rápida. Aunque lo que llamó la atención de la chica era quien atendía el puesto... Era Margarita, la misma mujer de cabellos blancos, envuelta en una capa morada que la atendió en esa rara tienda y le regaló su bufanda verde.

—¡Hola Margarita! ¿También vende comida? Creí que sólo trabajaba en su tienda.

—Hola jovencita, pues ya ves... No me gusta estar encerrada todo el día en esa tienda rara así que en las noches salgo a vender comida, además de que sirve muy bien para caminar.

—Si ya veo, bueno pues no se diga mas y sirvame un tazón.

Unas cuantas risas salieron de ambas mujeres mientras el carrito se detenía y Margarita bajaba un banco de madera para que su amiga tomara asiento a la espera de su tazón de fideos.

—De que gustas tus fideos? Hay de shio y de miso.

—Mmh? Cuales me recomiendas? La verdad nunca e probado fideos aún no conozco tanto la comida de esta ciudad.

—Pues tienes suerte querida que hoy sabras lo delicisos que son Los Fideos del Carrito de Margarita... Debería ponerle un nombre mas corto.

Un tazón pequeño con fideos de un caldo de pollo y cerdo, acompañado de una cantidad decente de algas y un par de huevos cocidos adornaban el plato. Dejando en Corina un rostro tierno y sorprendido que emanaba alegria mirase por donde se mirase. Casi hasta se podían ver como corazones rosados se dibujaban en sua pupilas.

—¡Que fantástico se ve, y además huele delicioso!

—Oh muchas gracias por tus palabras joven Corina. Alegras el corazón de esta anciana cada vez que te veo. Pero dime ¿Que haces en la calle a estas horas?

—Bueno lo que pasa es que comencé a trabajar en una editorial y salí a esta hora. Pero mi hermano tardaría en salir así que empecé a caminar a casa.

—No creo que sea buena idea caminar a casa si aún eres nueva en la ciudad joven Cori, y hablando de eso yo igual debo marcharme. No olvides de pasar a mi tienda si tienes ganas de charlar.

Corina ayudó a Margarita a recoger el banco de madera y se despidió de su amiga con una cálida sonrisa. Había cierta atmósfera extraña que provenía de Margarita, algo que Cori podía sentir dentro de ella. Al volver la mirada hacía la calle que tomó la mujer del carrito para irse estaba completamente vacía como si ni un alma se hubiese parado ahí por horas. De pronto el claxon del auto de Daniel sonó detras de Corina dejándole un buen susto a ella y unas buenas risas a su hermano.

Las Garras De Lucifer.Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum