Las Garras De Lucifer.

{Capítulo 6 parte 2}

—Volvamos adentro, ya esta empezando a hacer frio. —Dijo el escritor con una pequeña risa pasando a un lado de Valentino quien sonreía fervientemente por que para el era clara la ventana que daba directo al corazón de Luzbel Goetia.

—¡Hey Luz! —Aquel llamado de Valentino interrumpió el que Luz entrara de regreso al bar para que dirigiera su mirada a su amigo.
—¿Qué pasa? ¿Esta todo bien? —Un gesto de incertidumbre abrigó a Luzbel, mientras que Valentino se llenaba de determinación para por fin en esa noche declarar su amor a Luz. Nuevamente el corazón de Val latía mas fuerte sumando el hecho de que ahora su manos temblaban y sudaban al mismo tiempo impacientándose su ser para decir esas palabras que tanto estuvo guardando para decir.

—Bueno Luz, lo que pasa es que... Un amigo si, a un amigo le gusta una persona pero me pidió un consejo para declararse. Pero no se me ocurre nada ¿A ti se te ocurre algo para una situación así?

Una vez mas una mirada de extrañeza se formo en el rostro de Luzbel quien no entendía porque justo en ese momento le hacia una pregunta así. Luzbel había salido con varias chicas pero nunca había formado algún vinculo especial con ninguna de ellas a excepción de Belén Póe con quien de hecho se había quedado intrigado por su forma de dirigirse hacia el.

—¡Hombre Val! No creo que yo sea la persona mas indicada para hablar sobre cosas románticas pero, si tuviera que darle un consejo supongo que seria "Arriesgarse porque si no, nunca sabrás lo que la otra persona piensa"

—De verdad crees eso? Supongo que tienes razón. Lo hare... Digo le diré a mi amigo que lo haga.

—Como sea, vamos adentro... Se va a enfriar nuestro café.

—Tienes razón, gracias Luz. Eres un gran amigo.

Por siguiente ocasión, Valentino no pudo confesar sus sentimientos hacia Luz, pero no todo fue en vano, Indirectamente Luzbel le había dicho la forma a como Valentino le diría todo lo que siente hacia el. Solo hacia falta encontrar el momento adecuado.

... 

No le tomó mucho tiempo a Lucas llegar a casa, cuando entró al departamento donde su madre lo esperaba con brazos abiertos un sentimiento de alivio lo atrapó. Durante el tiempo que pasó el duelo de la muerte de su padre fue cuando Lucas dejó la escuela de artes y eso también desencadeno el enojo de Beatriz hacia Lucas por considerar que su hijo sería un vago el resto de su vida. Pero la noticia de que Lucas había encontrado un trabajo hizo que las discusiones diarias terminaran y eso ponía muy feliz tanto a nuestro pintor como a su madre.  

—Llegaste temprano, pasa compré pizza. —Con una sonrisa, Lucas abrazó a su madre caminando juntos directo al comedor, aún sin soltar su abrazo, donde la expresión del muchacho reflejaba su cansancio.
—¿Cómo te fue hijo? Luces muy exhausto. Te portaste bien? —Lucas tomó un trozo de la pizza dejando estirar el queso y haciendo que un pedazo de pepperoni cayera a la caja.