Enamorado de una Serpiente

Cap. 6 "Invitación"

¿Por qué Harry no podía tolerar que Draco lo ignorara?

Harry se dedicó a mirar a Draco en todo momento y en todo lugar, no le importaba si estaba en clases, en el pasillo, en el comedor , o en los entrenamientos… El rubio ya se estaba cansando de sentir como aquellas esmeraldas lo seguían a todos lados.

Durante su guardia nocturna, Harry creyó que sería buena idea espiar al rubio. Así que espero a que sus compañeros estuvieran dormidos; para tomó la capa de invisibilidad y el mapa.

Una vez fuera abrió el mapa conjurando el hechizo. - " Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas". - 

Acto seguido se mostró aquello que quería ver.

Siguió el camino hasta llegar al lugar indicado, ahí se encontraba aquella hermosa serpiente apoyada sobre una de las grandes ventanas del corredor. La luz de la luna iluminaba su rostro, su mirada se perdía en las afueras de aquel lugar, la tranquilidad que emanaba del rubio se podía sentir.

El ojiverde se vio incapaz de apartar la vista de su peor enemigo. Esa imagen tan genuina que proyectaba el rubio no era normal; Pero, no podía negarse ante tal verdad, Draco Malfoy poseía una belleza sin igual y Harry Potter estaba cayendo por él.

-¿Quién anda ahí?- El rubio retomó su postura, pues sentía la presencia de "algo". Esperó unos segundos y al no recibir respuesta, siguió con su ronda.

El pelinegro por unos instantes se creyó descubierto. Al ver al rubio marcharse decidió regresar a su habitación.

O eso es lo que alguien normal con sentido común esperaría. Pero no, Harry Potter no era normal, le encantaba el peligro y Draco Malfoy representaba un peligro latente.

Nuevamente el gryffindor abrió el mapa y ubicó a su presa. Camino sigilosamente, los pasos del rubio se habían detenido el en cuarto de baño, al llegar las puertas estaban abiertas, El pelinegro asomó la cabeza para ver dentro pero no lo vio, así que decidió entrar; al momento de poner un pie dentro fue tomado con fuerza siendo estrellado contra la pared haciendo caer la capa de invisibilidad, y dejando a un Harry expuesto.

-¿¡Qué mierda crees que estás haciendo!?- Un rubio molesto lo tenía agarrado por los hombros, ocasionando en el ojiverde un ligero dolor.- ¿¡Me crees tan imbécil para no darme cuenta que llevas días siguiéndome!?- se podía sentir la furia del ojigris.

Harry se encontraba en shock, ¿Cómo lo descubrió si estaba usando la capa? 

-¿C-cómo lo supiste?- atino a decir el León. Con una sonrisa en sus labios, estaba maravillado por la astucia e inteligencia del rubio. Nunca nadie antes lo había descubierto.

Draco soltó el agarre, y dio un paso atrás.

-he visto que me miras.- dijo evitando la mirada del acosador.

-No.- el de ojos esmeraldas cerró la distancia entre ellos, acorralando a la serpiente.- Me refiero a ahora.- el pelinegro se sentía extasiado.- tenía puesta la capa, era imposible que me vieras.- Los ojos grises regresaron su mirada al oponente.

-No estoy para tus estúpidas preguntas.- Draco pasó de largo.- No te quiero cerca de mí.- El rubio estaba dispuesto a salir, no aguantaría un minuto más cerca del azabache.

Ahora fue el turno de Harry de estrellar al rubio contra la pared.

-¿¡Qué mierda!?- se quejó tras el impacto.

El pelinegro se acercó al cuello del rubio, aspirando ese dulce olor, sus cuerpos se rozaban. Pronto la respiración de ambos comenzaba a agitarse.

-Malfoy.- habló el ojiverde cerca del oído del rubio.- ¿Sabes que te odio verdad?- frotaba su nariz cerca de su cuello. Harry mantenía los ojos cerrados ante aquellas emociones que el rubio le hacía experimentar.

-Lo sé.- soltó el ojigris.- También te odio Potter.- susurró ante la sensación del roce de los labios en su oído.

El León no podía soportarlo más, necesitaba sentir más cerca a su "presa", un instinto dentro de él reclamaba como suya a aquella rebelde serpiente. Harry levantó la vista quedando a pocos centímetros del rostro del rubio, sus ojos bajaron a los labios ajenos. Como si el rubio supiera lo que estaba por suceder en un acto de reflejo se relamió los labios. Acto que Harry tomó como una invitación a probarlos.