CAP. 27

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Matthew sigue conduciendo, llevamos unas tres horas en esto. La única parada que hemos echo fue hace una hora. Nadie dice nada, tampoco podemos hacer nada.

Una vez salimos del edificio, por las escaleras de emergencia, nos hizo caminar mientras nos apuntaba con la pistola. Una vez nos tuvo dentro del auto, volvió a tapar la boca de Luz con un paño. Estuvo apunto de amarrarme las manos, pero Zian en ese momento quería estar conmigo. Solo por eso no me amarró las manos y los pies.

Mi hijo ahora duerme sobre mí, por mi parte no he podido dejar de llorar.

Él me lo dijo una vez, que había planeado secuestrarme. Aunque al principio me dolió bastante, luego descarté esa idea porque nunca creí capaz al padre de mi hijo de hacerme esto.

Tengo náuseas, tengo muchas ganas de vomitar, pero no me atrevo a pedirle que pare el auto. No quiero que se dé cuenta de que estoy embarazada, si a sido capaz de esto, no me quiero imaginar que hará cuando se de cuenta.

Miro por la ventana, pero me siento cada vez peor. Cierro los ojos por unos segundos, cuando siento que algo va subiendo por mi garganta.

- Para.

- ¿Que? -matthew me mira de reojo.

-¡para el auto, rápido!

Matthew me mira unos segundos, para luego detener el auto en medio de la nada. Abro la puerta y me sostengo de esta con una mano, para poder inclinar mi cuerpo un poco fuera del auto. Empiezo a vomitar, sintiéndome aún peor que antes.

- Creo que tengo agua aquí -escucho decir a Matthew.

- Deja de buscarle tanta comodidad. Estamos en medio de la nada, no podemos quedarnos mucho tiempo aquí.

- Cállate, Cassandra.

Escucho que alguien baja de auto, luego Matthew se pone delante de mí. Trata de tomar mi cabello pero me alejo, no quiero que me toque. Me pasa una botella de agua, la tomo de mala gana. Una vez lavo mi boca me siento nuevamente, apoyando mi espalda contra el asiento. Por tanto moverme Zian a despertado.

- Estás pálida ¿Necesitas que vayamos al hospital?

- ¡Claro que no! -cassandra se da vuelta en el asiento- No puedes llevarla a un hospital, pedirán sus datos. Y lo más probable es que ya la estén buscando, además es muy de noche papá.

Matthew se pasa una mano por el cabello y se acerca a mí.

- ¿Necesitas...

- No necesito nada de ti -digo entre dientes- Oh bueno, si necesito algo, que me lleves nuevamente a mi casa ¿Lo harás?

- Sabes que no -frunce el ceño.

- Entonces no me digas más nada.

Matthew no dice nada más, se sube al auto y vuelve a ponerlo en marcha luego de que cierro la puerta. Pensé en salir corriendo, pero estoy en un lugar que no conozco y tengo a mi hijo conmigo. No puedo ponerlo en riesgo, así estemos con su padre.

No sé en qué momento me quedo dormida, pero cuando despierto y veo la hora en el reloj del tablero, es casi medio día. Miro por la ventana, pero no reconozco nada. Me asusto al no tener a mi hijo a mi lado, ahora está con Cassandra. Luz se ve pálida, me mira asustada.

Me acerco a ella y empiezo a desatar los amarres en sus muñecas, pies y quitar el paño que tiene en su boca.

- ¡Que haces, déjala así!

- ¡No pienso dejarla más tiempo así! -enfreto a Cassandra.

- ¡Papá!

- Te dejaré algo bien en claro -me acerco a ella- La voy a desatar te guste o no, ya tengo suficiente con que nos tengan aquí a la fuerza. No me importará enfrentarme a ti o a quién sea, de ser necesario -miro de reojo a Matthew.

- Jessica, será mejor que te calmes. Ya luego hablaremos tu y yo.

- Tu y yo no tenemos nada que hablar -termino de desatar a Luz, ella inmediatamente me abraza.

- Tengo mucho miedo, Jessica. Este hombre está loco -susurra en mi oído.

- Estaremos bien -susurro- confía en mí.

- No temo por mi -vuelve a susurrar - Temo por ti, él está dispuesto a lo que sea con tal de tenerte. Es un hombre muy peligroso.

- ¿Que tanto hablan ustedes? -Matthew mira unos segundos por el espejo retrovisor- Jessica siéntate bien en tu lugar.

- Tengo hambre.

- No nos vamos a parar -habla Cassandra.

- Tengo hambre. Si me van a tener aquí, al menos alimentenme.

- Pararemos en el primer lugar de comida, solo bajaré yo.

- Con tal de que me traigas comida, lo acepto.

Y no mentía. Me estaba muriendo de hambre, desde ayer en la tarde no como nada. Mi bebé ya me exige algo de alimento.

Matthew hace lo que a dicho. Una vez encuentra un lugar de comida rápida, se baja luego de poner el seguro. El auto se queda en absoluto silencio, a excepción de mi hijo que mira algo fuera que parece causarle risa.

Cuando Matthew entra al auto, mi hijo prácticamente se lanza a sus brazos. Matthew lo coge a gusto y le pasa la comida a Cassandra, ella se encarga de pasarnos unas hamburguesas y papas. Quiero tomar a mi hijo, pero este se niega por estar con su padre.

Luego de largas horas y otra siesta más, el auto se detiene. Miro por la ventana, está vez no estamos en una cabaña o una casa abandonada, es una mansión y por lo visto bien asegurada. Hay hombres en los alrededores de la casa.

- ¿Dónde estamos?

Pregunto, pero ninguno de los dos responde. Cassandra baja del auto con mi hijo, Matthew también baja. Luz y yo nos quedamos dentro del auto, hasta que Matthew nos obliga a salir.

- Venga conmigo -Un hombre alto y moreno, toma a Luz del brazo y se la lleva prácticamente a rastras.

- ¡A dónde la lleva! -trato de acercarme pero Matthew se pone delante de mí. Cassandra entra a la mansión con mi hijo, empujo a Matthew pero parece que mi empujón fue como cosquillas para él.

- Ya tranquilízate. Estamos en casa, ya se acabó todo el drama, ya nadie se interpondrá.

- ¡No! Nada se acabó, necesito, quiero volver a MI casa. Este no es mi hogar Matthew, no puedes obligarme.

- Estoy siendo egoísta al igual que tú, ahora mismo me importa más mi felicidad que la de cualquiera, incluso la tuya. Mi felicidad son ustedes -me toma de la barbilla- Mis hijos y mi mujer.

- ¿En qué te haz convertido? -mis ojos se llenan de lágrimas- ¿En qué momento pasaste de ser un hombre maravilloso a...

- ¿A qué? -murmura enojado- ¡Responde!

- Un monstruo, un psicópata loco, que no acepta que ¡YA SE ACABÓ! -Le grito.

Matthew me suelta con tanta rabia que me empuja un poco. Veo que levanta su mano, dispuesto a pegarme.

Me encojo del miedo y me preparo para recibir el golpe.

Esto no me puede estar pasando a mi.

Lo siento, sigues siendo PROHIBIDO. ✓Where stories live. Discover now