CAP. 02

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Salgo de la habitación, como siempre, con el corazón estrujado, la tristeza me embarga nuevamente. Me encuentro con Lucrecia, lleva un café en su mano.

Después de lo que pasó, las cosas no son igual que antes. No los culpo, yo también odiaria a la causante de que mi hijo este postrado a una cama de hospital.

- Hola, Lucrecia.

- Jessica ¿Cómo estás? -se detiene delante de mí- ¿Cómo está Zian?

- Él está bien -sonrío leve- ¿Aún no dan buenas noticias?

- Nada -suspira, sus ojos se llenan de lágrimas- Aaron cree que lo mejor es dejarlo ir, que descanse.

Se me hiela la sangre al escucharla, niego frenéticamente.

- ¡Claro que no! -mi arrebato la toma por sorpresa- No pueden hacerle eso, no pueden desconectarlo.

- No puedo seguir viendo a mi hijo de esa manera. Está respirando pero por esa máquina, mi hijo no está luchando, nosotros lo estamos forzando a que lo haga, Jessica -deja el café a un lado, toma mis manos. Las lágrimas recorren sus mejillas- no hay mejorías, no las hay.

- ¡Yo no me daré por vencida! -suelto sus manos, veo a Aaron acercarse a nosotras. Lo señalo- Soy su esposa y yo tengo la última palabra, no lo van a desconectar.

- No eres quién toma las decisiones aquí -con uno de sus brazos acerca a su esposa a él, ella llora en su pecho- He venido de hablar con él doctor, hemos tomado la decisión de desconectarlo el viernes. Si quieres estar aquí lo entendemos, si no, es mejor no vengas y nos dejes pasar este duelo en familia.

En cuanto Lucrecia lo escucha, llora más fuerte abrazando a su esposo. Mis ojos se llenan de lágrimas, pero me obligo a aguantar.

- ¡No sé lo permitiré!

Paso por su paso, apresurando mis pasos. Cuando Paul me ve salir en este estado, se acerca rápidamente para ayudarme a llegar al auto. Una vez me siento protegida de los ojos y cámaras, lloro, dejo salir todo lo que siento. Le pego al asiento, negandome a creer lo que quieren hacer con Dominik.

- Señora...

- Se supone que él iba a despertar, que le podría pedir perdón viendolo a los ojos -sollozo, me cuesta pronunciar las palabras- Se supone que él iba a conocer a Zian.

- Debe calmarse -me dice, me acerca un pañuelo que con manos temblorosas tomo. Me llega un rápido recuerdo de la sangre en mis manos, aprieto los ojos y suspiro alejando esos pensamientos.

No me a valido ir a Psicólogos, tomar pastillas, nada a valido para olvidar aquel día.

- Ya que se siente más calmada, es hora de retomar el día -me dice.

Asiento limpiandome las lágrimas, pero estoy muy lejos de pensar en los compromisos que debo cumplir hoy. Más bien estoy pensando en una idea para evitar que desconecten a Dominik.

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