Capitulo 11

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Una dulce joven campesina, caminaba con una cesta con pan en sus manos, su mirada gris fascinante y asombrosa, era algo que la mayoría de extraños solian observar con curiosidad, mientras los pueblerinos les era imposible no quedar embobados de su belleza.

Su tranquila mirada era envolvente, su sonrisa era perfecta, había llegado a su hogar, donde la esperaba un lindo conejo blanco con patas negras, junto a este sus padres,  antes de entrar a su hogar su mirada fue a parar en una taberna que días antes no estaba en aquel lugar, el alcohol no era lo suyo, quizás solo iría a comer y hasta ahí.

Esta no le tomo mas importancia y entro a su casa donde saludo con alegría a su madre quien al verla se alegro y le dio un beso en la frente a su joven hija, misma que comenzó a preparar la comida escuchando a su padre hablar sobre el regreso de los 7 pecados capitales y como se habían enfrentando a los Caballeros Sacros de Liones, su padre creía en lo 7 pecados capitales, incluso el decía habían sigo inculpados sin merecérselo.

La joven, de niña soñaba con ser una Caballero Sacro, aunque a su madre en un inició le fue adorable, le permitió entrenar desde pequeña, al cumplir sus 15 años no le volvió a permitir tocar una espada después de un incidente que tuvo, aunque para ella fuera un sueño lejano no era imposible del todo, aquella se concentró en cocinar ya que su madre evitaba cualquier tema de los Caballeros Sacros.

Aquella tarde con su familia comieron en un sepulcral silencio incomodo, cada uno sumido en sus pensamientos, posteriormente a la comida la joven salio a dar un paseo cargando un morral mismo que traía dentro a su pequeño conejito, su caminar era lento observando los puestos ambulantes que habían a su alrededor, uno en especial llamo su atención haciendo que detuviera su andar.

Frente a ella habían distintas armas, pero había una daga, misma que llamaban su atención desde un inició, la joven tomo con cuidado la daga observando su rareza y sus tan perfectos tallados en la hoja, pero un arrebato la saco de su ensoñación, su gris mirada viajo a una señora de avanzada edad.

-- ¡Esta daga no esta a la venta!

--¿Eh?

--¡Y la mercancía no se toca hasta que la compras!

La joven extrañada por su compartimiento, simplemente se dio la vuelta y se retiró confundida por lo que acababa de pasar, aunque había un joven que había observado toda la escena, la joven por su lado continuaba su tranquilo caminar dispuesta a adentrarse en el inmenso bosque.

Aquella de camino al bosque chocó con alguien provocando que esta cayera al suelo y su pequeño conejo se asustara, huyendo al bosque, alarmando a la joven, la cuál se levantó inmediatamente tomando su morral en manos y mirando a la persona frente a ella.

--¡Eh, lo lamento mucho, no vi por donde iba!

--¿Hm? Oh no importa.

La mirada de ambos se encontraron, este tenia una mirada carmín y un cabello plateado, su ropa era demasiado reveladora para ser hombre aunque le quedaba bien. La joven tenia una mirada gris tormentosa y un cuerpo envidiable, cargando con un hermoso vestido azul liso claro de corte acampado junto a unas zapatillas blancas de tacón corto, la misma hizo una pequeña reverencia y continuo su camino buscando a su conejo hasta perderse en el inmenso bosque, disfrutando de la naturaleza, hasta encontrarlo en una madriguera, debajo de un enorme árbol.

Tras encontrar a su conejo, cayó en cuenta de lo que estaba dentro de la madriguera, era la misma daga que había visto horas antes en aquél puesto, esta tomo con cuidado la daga notando lo ligera que era, tendría que regresar al pueblo y avisarle a la señora sobre esta, aunque que en ese momento estaba perdida en medio del bosque. estando el cielo poco a poco oscureciendo.

Esa fría noche se escondió entre algunos arbustos y se acomodo como pudo en posición fetal sobre el frío y húmedo césped, pasando ahí la noche junto al dulce vaivén de la melodia de los grillos, aunque esa noche no pudo descansar, estando alerta a cualquier señal de peligro.

La mañana siguiente se dedicó a buscar su camino de regreso a casa, el cual no encontró, perdiendo se aun mas en el bosque, rendida se tiró en el césped con su conejo en el regazo mirando las nubes y las distintas formas que tenían, aunque minutos después escucho un ruido proviniendo de algunos metros lejos de ella, esto provocó que sé asustara y huyera a esconderse entre algunos arbustos.

De los árboles de donde provenía el ruido, se escuchaban algunos pasos y los murmullos de personas hablando entre si, cuando el ruido cesó la joven asomo su delicado rostro, encontrándose a una joven peli plata y un cerdito rosado frente a ella, provocando que de el susto soltara un pequeño grito y se desmayara.

[EDITADO]

Revelación. (Meliodas y Tú) #1[EDITANDO]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant