1. La fiesta

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— Tenemos casa llena chicas. — Las palabras de mi novio Patrick, estaban cargadas de emoción y con razón, esta sería la mejor fiesta de fin de curso y ha sido la más esperada por todos, por supuesto.

La casa de William, el más pedante pero rico chico de la escuela, estaba a reventar de personas.

Al entrar a la casa, el ambiente olía a alcohol, marihuana y más alcohol.

— ¡¿Qué quieren de tomar chicas?! — Patrick vociferó en nuestras orejas, porque la música estaba muy alta.

Mi hermana Caroline y yo nos miramos.

— ¡Una margarita! — Contestamos al mismo tiempo. Patrick asiente y se abre paso entre la multitud hasta llegar a la barra.

Hago una búsqueda visual por todo el lugar, ¿dónde estás pelirroja?

— ¡Caitlyn! — Los cálidos brazos de mi amiga me cubren el cuerpo efusivamente y hace lo mismo con mi hermana. — ¡Vengan, arriba está más tranquilo!

Nos toma a ambas de la mano y nos conduce hacia las escaleras que lleva al segundo piso.

Entramos en un cuarto, que al parecer era el de juegos, todos los muebles estaban pegados a la pared y en el centro de la habitación habían pequeños almohadones en los que habían alrededor de veinte personas sentados organizados en una ronda.

Algunos los reconocí por ser de mi salón, a otros los había visto por los pasillos, mi amiga y también mi hermana, por supuesto.

— ¡Llegaron las que faltaban! — Gritó William, a pesar de que la música ya casi no se escuchaba, al parecer estaba un poco pasado de copas. — Únanse al juego señoritas.

William se acerca hasta nosotras y pasa su brazo por encima del hombro de mi hermana, quien notablemente se sonroja.

Agh, no sé cómo puede gustarle ese tipo.

— ¿Qué juego es? — Pregunta Caro tímidamente.

— Siete minutos en el cielo. — Le respondió William con su sonrisa de autosuficiencia.

Ugh, este juego por supuesto nunca termina bien, mejor me voy antes de que Maddie me involucre.

Empiezo a dar pequeños pasos hacia atrás disimuladamente y al parecer nadie lo nota, cuando casi estoy cerca de la puerta, me doy la vuelta y me dispongo a salir por esta.

— ¿A dónde crees que que vas Caitlyn? — La voz de la pelirroja interrumpe mi escapada, me doy la vuelta y la observo con un semblante entre duda y diversión.

— A buscar a Patrick, por supuesto. — Le respondí la primera cosa que se me ocurrió.  — Lo dejé abajo y ha de estar buscándome.

Una parte de mí esperaba que me dejara ir con esa excusa, pero la otra parte, la que conocía a Maddison, me decía que mi culo estaría en el suelo dentro de unos pocos segundos.

— Ay Cait, ¿te crees que soy tonta? — Se acerca a mí, tira de mi brazo y me obliga a incorporarme entre la ronda de personas, me senté justo delante de Harry, el chico guapo de segundo año, con quién no quise estar porque es menor que yo y además es un bombón tímido, lleno de rulos en su cabeza pelinegra y con su carita de niño bueno que seguro escondía un demonio que necesitaba ser descubierto por alguien.

— ¡Que empiece el juego! — La voz de Patrick se hizo presente en la habitación, estaba a mis espaldas pero podía sentir sus pasos acercarse a mí y lo comprobé cuando se sentó a mi lado. — Hola nena.

Me dio la Margarita que le había pedido  y solo pude darle un sorbo porque mi hermana me la arrebató de las manos tomándola hasta el fondo.

— ¿Se puede saber qué te sucede? — Le susurré al oído.

DisforiaWhere stories live. Discover now