CAPÍTULO 28

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—Si te apresuras te lo agradeceré infinitamente. —doy un chillido tocando la puerta de mi baño con fuerza, Christian ha estado dentro por quince minutos y yo me estoy haciendo desde hace diez.— Ni siquiera necesitas arreglarte Christian, eres hombre y eres guapo por naturaleza.

—No nací guapo, tomatito, es trabajo duro de cada día mantenerme así.

A mis espaldas escucho las carcajadas de Dalila ante el comentario de su hermano, entra a la habitación y toca la puerta del baño con mucha más fuerza que yo.

—Si no sales de una vez le presentaré a Chel a alguien guapo por naturaleza que no la haga esperar cuando le va a reventar la vejiga, idiota. —grita intentando no parecer divertida por la situación.

La puerta se abre a los cinco segundos y lo primero que vemos es a un Christian con cara de pocos amigos.

—No es gracioso. —murmura saliendo del baño y cediéndome el paso al baño, corro sin mirar atrás y cierro la puerta en cuanto puedo, finalmente, después de diez minutos queriendo entrar al baño, dejo fluir, intenté con los baños de los dos departamentos, pero el de Christian estaba ocupado por su madre, y yo no ejerzo presiones a Marilyn sino quiero que termine mal.

Cuando al fin desecho los dos litros de agua que he consumido durante la tarde, me acerco al tocador para lavar mis manos y observarme en el espejo, debo admitir que Dalila hizo un buen trabajo conmigo, el maquillaje aunque es sencillo es bastante elegante a la vez, justo para la fiesta que nos espera.

La boda es hoy.

Y extrañamente me encuentro feliz y tranquila.

Y Kenzy sigue conmigo.

Mi única inquietud los últimos días es que no he tenido ninguna sola llamada o intento de mi madre por comunicarse conmigo, le he intentado llamar pero siempre termina en buzón, mi única conclusión es que aún le falta tiempo para pensar en lo que ha pasado, debió ser un golpe realmente fuerte enterarse del engaño en el que vivió y en lo que su propia hija le hizo, y me hizo. Logro entenderla un poco en ese aspecto, está dolida y necesita tiempo a solas. Por lo que decidí no insistir más y esperar a que ella se comunique conmigo.

Abro la puerta del baño y camino a la cama donde Christian se encuentra recostado y mi vestido a su lado, finalmente él se salió con la suya sobre el vestido, y no sólo eso, sino que también compró tacones y accesorios, igual o más caros que el vestido. Cosa que nos ha mantenido en una pequeña pelea silenciosa.

—Póntelo ya. —murmura desde su sitio, mi mirada se aparta del vestido para enfocarlo a él, y sin más, sonrío, luce elegante con su traje color negro, y aunque a diario trae uno, este en diferente, o simplemente se siente realmente diferente, trae puesto una corbata del mismo color de mi vestido, de podría decir que combinamos a la perfección.

—¿No vas a salir? —pregunto a su dirección con una ceja elevada, su sonrisa divertida me hace negar con la cabeza de igual modo.

Claro.

—¿Quieres que salga? —pregunta con ironía, no respondo a su pregunta porque siento que no es realmente necesario, ambos conocemos la respuesta. Observo sus ojos verdes tornarse un poco más obscuros cuando llevo mis manos a los tirantes de mi bata, su mirada me recorre por completo antes de devolverla a la mía, mantengo mis ojos sobre los suyos mientras me desprendo de la bata que traigo puesta, dejándola caer suavemente sobre la cama.

Una virgen no tan virgen [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora