CAPÍTULO 6

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—Ya estoy libre por hoy, Margot. —digo a mi hermana a través del celular mientras tomo una docena de huevos del estante, observo detalladamente las cajas frente a mí, buscando la más económica, finalmente me decido por una y la pongo en mi carrito de compras.

—¡Bien! Iré en unas tres horas quizás, cuando se vayan todos a la reunión semanal. —su entusiasmo es derrochado tanto que puedo notarlo a través de la llamada.

—¿Quieres que te compre algo del super? —le pregunto aprovechando que estoy aquí. Empujo el carrito por el siguiente pasillo, mientras busco a Christian con la mirada. Se ha perdido hace al menos diez minutos, ¿Y si me abandonó acá?

—¿Recuerdas esas papas que la abuela nunca nos dejó comer?

—¿Los que son con chile? cheetos, creo que se llaman.

—¡Esos! ¡Cómpralos! Siempre quise probarlos. —suelta una risa delicada y silenciosa, supongo que no está sola, lo que me hace preguntarme que tanto ha cambiado la vida de mi familia sin mí en ella.

—Bien, los compro para probarlos juntas. —sonrío ante la imagen de Margot, ya la extraño demasiado, y eso que tan sólo han pasado un par de días.

—¡Genial!, te llamo cuando este cerca de tu departamento, tengo que colgar.

—Chao, ya quiero verte.

—Y yo a ti.

Me cuelga sin decir nada más y supongo que es porque la abuela entró a su habitación, continúo caminando por los pasillos tomando cosas que sé que necesitaré para las comidas, dos pasillos más adelante me encuentro con Christian con sus manos llenas de cosas, todas ellas las arroja en mi carrito.

Suspiro al observar todo rogando por no quedar pobre al pagar todo esto, le debo tantas cosas, obvio no me pondré a quejar porque le agregue cosas al carrito.

—¿Te parece si cenamos juntos? —pregunta Christian poniendo una bolsa de golosinas en el carrito.

—¿Tú no tienes vida? —pregunto divertida de que estemos juntos desde que llegue acá.

—Me estoy tomando un descanso de ella. —menciona burlón— No me digas que ya te enfadé. —exclama ofendido mientras se coloca una mano en el pecho, exagerando la expresión.

—¡Que va!, me gusta tu compañía. —me atrevo a confesarle con una sonrisa sincera.

—Lo sé, nena, ¿A quién no? —responde con tono arrogante.

—¿De casualidad no te llamas Ego y te apellidas Céntrico? —pregunto de manera sarcástica, me observa confundido y yo ruedo los ojos ante su falta de comprensión. Tomo un helado del refrigerador mientras caminamos a la caja a pagar, el comienza a reír haciendo que lo observe confundida.

—¿De qué te ríes?

—Acabo de entenderlo. —menciona sin dejar de reír.

Sonrío un poco al observarlo, antes de comenzar a reír con él. Ambos nos observamos con un poco de diversión en las miradas.

—¡Diablos! —exclama él cuando casi llegamos a la caja para pagar— Olvidé tomar el jugo de naranja ¿Puedes ir? —me pregunta haciendo un puchero ridículo, luciendo realmente tierno.

Una virgen no tan virgen [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora