CAPÍTULO 22

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Después de una larga pero relajante ducha en la que enjaboné mi cuerpo y quite cualquier rastro de hospital en él, ahora me encuentro sentada en el sofá de la sala de Christian, porque si, mágicamente me ha convencido para pasar en su departamento al menos unas semanas, semanas en las que se arregla lo que hay fuera, por el bien mío y del bebé, mi cabello húmedo mantiene fresca mi camisa, me encuentro rodeando mis rodillas con mis brazos observando la película infantil que se reproduce en el televisor, Christian se encuentra en la cocina y lo escucho silbar bajito mientras cocina con el fin de no interrumpirme.

Me centro en los dibujos animados que se mueven en el televisor sin querer pensar o hacer nada, lo disfruto si, pero no como debería hacerlo. Suspiro con cansancio antes de inclinarme hacia la mesita de noche para tomar el control y apagar la pantalla. No tengo ánimos para mucho.

—¿Acabó? —cuestiona Christian desde la cocina con un fuerte grito, me dedico a negar suavemente con la cabeza como si él pudiera verme. No tarda mucho en llegar a mí y sentarse a mi lado.— ¿Qué pasa?

—Nada. —murmuro girándome a verlo, finjo una pequeña sonrisa para no preocuparlo.— Me ha aburrido.

—No pudo haberte aburrido esa joya de película, dime que pasa. —repite nuevamente la pregunta pero esta vez mucho más calmado.

—Sólo... —musito en voz baja mientras observo mis manos.— Realmente no me apetece nada, ¿Puedo ir a dormir? —le pregunto observándolo ahora si a los ojos.

Él parece cuestionarse si insistir o no, finalmente suspira y asiente levemente con la cabeza.

—En lo que termino la cena, después te despertaré, no has comido nada en todo el día.

—Bien. —acepto levantándome de mi sitio y camino a su habitación, finalmente me subo a su enorme cama y me acobijo, me quedo observando el techo de la habitación unos minutos, intentando descifrar porqué me siento así, porqué no siento nada, y también porqué siento un vacío en el estómago que antes no estaba. Es cómo si estuviera hueco pero a la vez, como si alguien estuviera presionando para salir. Mi bebé sigue ahí, débil pero sigue ahí, y por alguna extraña razón no lo siento así.

No sé en que momento cierro mis ojos, ni mucho menos el tiempo que ha pasado, pero mi cuerpo reacciona al tacto de otro cuerpo pegado al mío, otro cuerpo que reconozco a la perfección, me acurruco a su pecho desnudo sin querer separarme de él, no quiero ser una carga pero ahora mismo necesito que me sostengan. Siento como acaricia con suavidad mi cabello, y aparta algunos mechones rebeldes de mi rostro, no deja de darme caricias, y de reconfortarme sin siquiera hablar. Es cómo si él realmente supiera que lo único que necesito es a él.

—La cena está lista. —murmura después de unos mi minutos donde ambos estábamos sumergidos en silencio.

—No tengo hambre.

—Lo cociné con amor, no puedes negarte. —susurra sujetándome en un abrazo con cuidado.— Cenamos y vuelves a dormir ¿Qué te parece?

Aunque quisiera negarme no puedo, mis ganas de no hacer nada son inmensas, pero mi amor por Christian es mucho más grande. Así que con mucho esfuerzo asiento con la cabeza con suavidad, abro los ojos por primera vez y me encuentro con el pecho de Christian, así que me levando un poco mientras me recargo sobre mis codos para poder observarlo con atención.

—Está bien, cenaré sólo un poco.

—Te lo traeré a la cama. —murmura dándome un beso en la mejilla y sentándose con la intención de pararse.

Una virgen no tan virgen [COMPLETA]जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें