Sin embargo, había algo en todo aquello que había dicho que, en cierto modo, no estaba del todo equivocado.

Desde el momento en el que conoció a Seokjin y empezó a ver sus sentimientos por él cambiar de forma, mucho de su vida empezó a centrarse y balancearse demasiado a su alrededor. Incluso más luego de que se mudaron juntos. Desde que comenzaron su verdadera relación Namjoon perdió gran parte de su identidad y aquello que antes lo era todo para él: el hacking.

A sabiendas de que lo que hacía era totalmente ilegal y muchas veces convenciéndose de que solo lo hacía por el bien de Taehyung, Namjoon siempre vivió contento frente a sus aparatos, trabajando para quien pudiera pagar sus servicios sin importar lo que necesitaran de él y, aunque la paga era buena, lo cierto era que siempre estaba a la espera del siguiente trabajo, de la próxima oportunidad para poner sus conocimientos a prueba y demostrarse que no había barrera electrónica que pudiera detenerlo. Pero aquellos tiempos ahora parecían demasiado lejanos, casi irreales.

Había dejado aquella vida por su propia seguridad. Por la seguridad de su hermano y la de Jin.

Era cierto que Seokjin también había abandonado su anterior vida para seguir el camino junto a él, pero cuando lo analizaba, no le parecía que fuera ni remotamente parecido. Jin siempre odió su posición y a la gente a su alrededor. Fue criado como un simple soldado sin sentimientos, despojado de la simpleza de la vida cotidiana y las relaciones humanas. Él dejó el pasado atrás por su bien, Namjoon lo dejó por un bien, pero perdió otro como precio por su seguridad.

—Sé que no quieres aliarte y aunque quisieras hacerlo, jamás renunciaría a mi vida o a Jin por una locura como esa —le soltó Namjoon, sacudiendo la cabeza violentamente en un intento de dejar de pensar—. ¿De qué se trata todo esto, Daehyun?

Violentos pasos sacudieron el suelo y sonaron a sus espaldas, justo por encima de las escaleras mecánicas que llevaban al tercer piso. Namjoon siguió el ruido casi por instinto, buscando a Daehyun con la mirada en lo que corría en su dirección y casi saltaba por los escalones.

Simplemente quería ver si acaso eras tan tonto para vivir contento siendo nadie —terminó el hacker, escupiendo veneno en su tono—. Tu respuesta me ha decepcionado.

»Definitivamente no eres el adversario que yo necesitaba —se regodeó Daehyun, haciéndose el triste—, pero ya no importa. Terminaré ganando esto y ya nunca te molestaré. Es aburrido pelear contra alguien que no tiene mi misma pasión.

Como si algo le hubiera picado, Namjoon sintió la piel de la nuca arderle con las ganas de decirle que estaba equivocado. Que tenía también pasión por lo que hacía. Apenas pudo tragarse las palabras que amenazaron por salir, consciente de que si las decía, solo le daría el gusto al tipo que claramente estaba burlándose de él.

La sombra pareció materializarse a su lado y, ahora más alerta que nunca, Joon echó a correr en su dirección y saltó, lanzándose sobre él para evitar que siguiera huyendo.

Sentado a horcajadas sobre su adversario, Joon levantó su arma improvisada sin saber qué hacer con ella exactamente, pues no estaba dispuesto a herir de gravedad a quien no opusiera resistencia, pero al mirar abajo, no reconoció el rostro a su merced.

La sombra que había atrapado se trataba de un hombre cualquiera al que no reconocía, que parecía estar pidiendo que lo suelte en mandarín. O algo por el estilo, por el miedo y la urgencia en sus ojos oscuros. Comprendió al instante que se trataba probablemente de un don nadie contratado por Daehyun para ayudarlo con ese estúpido espectáculo, no más que un inocente haciendo un trabajo extraño por algo de dinero.

Sin embargo...

Joon levantó la mirada de su presa y se fijó a su alrededor, específicamente en lo alto de los pilares donde colgaban pequeños parlantes de aspecto a nuevos, instalados sobre las cabezas de ambos donde fueran difíciles de detectar.

Estuvo hablando con Daehyun, pero el hacker nunca estuvo allí con él. Por eso su voz parecía venir de todos lados.

A pesar de la decepción que me he llevado, confieso que me divertí un poco —comentó Daehyun—. Te veré pronto, Namjoonie.

Soltando un suspiro largo de frustración, Namjoon se quitó de encima de aquel hombre y lo vio salir corriendo despavorido, deshaciéndose de la capa oscura que lo había cubierto todo ese tiempo. Agotado y un tanto derrotado, el muchacho se dejó caer en el suelo lleno de polvo, intentando no pensar demasiado en las cosas que Daehyun removió en su cabeza.

Perseguir al hombre no tomó mucho esfuerzo ni tampoco demasiado tiempo, pero toda la tensión acumulada lo dejó sin energías.

No pudo evitar saltar un poco del susto cuando su teléfono sonó en su bolsillo y riéndose de sí mismo, Namjoon sacó el aparato y contestó, sabiendo perfectamente de quién se trataba aunque no se detuvo a confirmarlo.

¡¿Dónde diablos estás?! ¿Te encuentras bien? —exclamó Seokjin desde el otro lado, claramente desesperado.

—Estoy bien, Jinnie, no te preocupes. Iré a encontrarme contigo al aeropuerto —zanjó poniéndose de pie y dejando caer el tubo—. No encontré a Daehyun de todos modos.

El ex agente ignoró totalmente esto último.

Más te vale que no tardes más de media hora o de alguna forma saldré de aquí e iré a buscarte.

De haberse tratado de otra persona, Namjoon hubiera asumido que aquella amenaza no era más que una exageración, pero conociendo a Seokjin, sabía que no se trataba de una promesa vacía. Suficiente tenía ya el muchacho, detenido por una acusación sin fundamento, para que lo empeorara todo abriéndose paso y huyendo del aeropuerto por Namjoon.

Muy despacio, un pie frente al otro, Joon bajó los escalones hasta la planta baja y abandonó el centro comercial de la misma forma que había entrado, a través de aquella ventana rota. Estando ya fuera, pero todavía dentro del límite de las rejas, Namjoon no pudo evitar voltearse a lanzarle una última mirada al edificio mientras las palabras de Daehyun hacían eco en su mente, como si los parlantes estuvieran instalados ahora en sus oídos.

Una vez más se sacudió violentamente y escaló la valla a toda velocidad, como temiendo que de quedarse más, terminaría siendo aplastado por los escombros del centro comercial tras una explosión repentina.

Code Breaker | JinNam  {Binary Code #3}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora