Al final de cada problema, siempre quedan cabos sueltos; algunos más evidentes que otros y esos, los más pequeños y aparentemente inofensivos, de alguna forma son los que más nos carcomen y persiguen.
Luego de la caída de Lee Jeonghan en colaboració...
Donde quiera que mirara todo estaba gris y manchado por la suciedad del tiempo, además que marcado por grafitis grotescos de dibujos extraños, nombres de bandas y mensajes desagradables. El suelo estaba cubierto de marcas de ruedas de patineta y bicicleta, también de trozos de vidrio pertenecientes a las puertas de los viejos negocios o botellas de alcohol.
Si alguna vez aquel centro comercial fue elegante y refinado, era difícil saberlo. Ahora Joon solo podía ver cañerías oxidadas al desnudo, conductos de ventilación colgando precariamente del techo y estructuras que apenas se mantenían en pie por gruesos troncos de madera que alguien había colocado como soporte para los pilares y las vigas.
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Pasó sobre unos charcos, haciendo ruido al salpicar y se movió por aquel primer piso buscando algo con la mirada, pero incapaz de mantener la vista en su objetivo. Había tanto a su alrededor pero tan poca vida que era imposible no ponerse en alerta ante cualquier peligro. Si Daehyun no lo mataba, el edificio al borde del colapso terminaría por hacerlo.
Se agachó para evitar un montón de cables cortados que pendían de una ventilación y se hizo con el primer tubo de acero que encontró, considerando su peso y dureza antes de decidir que le serviría como defensa.
Sostener aquel objeto, frío al contacto, de alguna forma le recordó a cuando solía tener un bate cerca de la puerta en su viejo y desastroso apartamento. Aquel tiempo en su vida en el que no podía dar su dirección a nadie y un golpe a la puerta podía significar peligro absoluto. No es que hubiera huido del todo del peligro en su nueva vida, pero al menos no temía cada que tenía que abrir la puerta de entrada.
Lo que era, en gran parte, gracias a la seguridad que la presencia de Jin le daba.
Una presencia con la que no contaba en aquel momento y todo porque no había podido contra su propia impulsividad.
Se sacudió aquellos pensamientos que no le hacían ningún bien y se puso a lo importante: buscar a Daehyun. No tenía idea de dónde dirigirse o dónde podría encontrarlo, ni siquiera se escuchaba un ruido que no fueran los que él mismo provocaba, así que era difícil adivinar si siquiera había alguien más en las inmediaciones.
Con el viejo caño en alto, Namjoon terminó por resignarse a explorar el centro planta por planta, empezando por el primer piso.
Sin ver ni notar absolutamente nada de importancia, finalmente empezó a subir por las escaleras mecánicas que ya no funcionaban, estancadas en su última posición y convirtiéndose en unas escaleras comunes y corrientes. Sus pasos hicieron ruidos secos al subir los escalones, pero lo que finalmente terminó por llamar su atención fue lo que vio cuando estaba a medio camino: una sombra de alguien parado junto a uno de los pilares de concreto en el segundo piso, claramente observándolo.
Era aparentemente alto y estaba parado justo donde la luz del sol que se colaba por las grietas no lo iluminaba. Parecía estar esperándolo.