El deshacerse de Seokjin o detenerlo era una jugada excelente, considerando que la sola idea de tener que seguir solo no le parecía la más agradable, pero realmente no importaba demasiado lo que a él le pareciera más cómodo. Mientras más pronto pudieran terminar con aquel asunto y alejar a Jin de ese estrés, mucho mejor.

El hacker aprovechó la conmoción para perderse entre la gente y salió corriendo hacia el exterior, tomando el primer taxi que vio disponible frente al aeropuerto.

No sabía hablar mandarín, ni siquiera por asomo, así que lo único que hizo una vez dentro de la cabina fue mostrarle al chofer el teléfono donde tenía la dirección proporcionada por las coordenadas arrojadas por el sistema de Daehyun. Quizás por la urgencia en su rostro, el conductor no dijo nada ni hizo preguntas, pisando el acelerador y sacándolos a la calle.

Convencido de que si se ponía a pensar en Jin solo terminaría por darse ansiedad innecesaria, Namjoon jugueteó su teléfono, lanzando miradas fugaces por la ventana del vehículo y zapateando con nerviosismo en la alfombra.

Si se lo pensaba, sería la primera vez desde que comenzaron la carrera contra Daehyun en la que le tocaría ir solo y no tenía la más remota idea de qué lo esperaba.

¿Estaría en peligro? Si encontraba a Daehyun, ¿terminaría por intentar matarlo? ¿Qué haría él si lo encontraba, de todos modos? Lo poco que sabía de defensa personal no le serviría demasiado si lo hallaba armado o incluso, acompañado.

Evidentemente no se había pensado muy bien aquel plan.

El trayecto duró unos veinte minutos y el taxi finalmente se detuvo junto a lo que parecía ser un centro comercial abandonado. De al menos unos cinco pisos, desde abajo lucía tétricamente imponente. Las paredes exteriores, antes pintadas de gris, ahora solo se veían sucias y mohosas, con grietas por doquier y manchas de humedad.

Más que pared lo que se veía eran cristales que abarcaban del suelo al techo, pero muchos de ellos estaban ya rotos o desaparecidos, dejando el interior del edificio básicamente al aire y a merced de quien quisiera colarse dentro, humano o animal.

Namjoon esperó a que el taxista se marchara antes de acercarse a la valla para saltarla. Un enorme cartel ponía que la propiedad había sido comprada recientemente y que pronto sería demolida para construir algo nuevo, aunque no se detuvo para averiguar qué, pues no era un detalle que de verdad le interesara en aquel momento.

La entrada principal estaba cerrada de cabo a rabo con un par de cadenas y candados, pero evidentemente alguien ya se le había adelantado en la idea de infiltrarse, pues al mirar a un lado sus ojos vieron una ventana rota. Quien quiera que hubiera sido, esperaba que al menos la hubiera roto con una piedra u otra cosa antes que los puños. Al menos no parecía haber sangre.

Sin detenerse a perder más tiempo, Namjoon colocó su chaqueta sobre el vidrio roto de la ventana y se impulsó con las manos hasta meterse por el orificio, todo sin hacerse un solo rasguño. Su vieja chaqueta de cuero estaba algo rasgada por dentro, pero no era nada que de verdad lo molestara; prefería que se rompiera el forro interior antes de cortarse con aquel vidrio que debía contener todos los microorganismos patógenos del mundo.

Aterrizó en lo que parecía haber sido una vieja óptica. Todavía quedaban algunos carteles con gente sonriendo mientras se agarraban las gafas y también algunos con letras que iban desde grandes a minúsculas. Casi no quedaban muebles, más que un viejo escritorio empolvado y una silla de oficina a la que le faltaban unas ruedas y alguien había rasgado hasta el relleno. Todos los mostradores estaban igual de vacíos, pero podía reconocer los ganchos que antes sostenían anteojos de muestra.

Abandonó la tienda entonces, intentando mover lo menos posible el polvo a su alrededor. Apenas salió por la puerta, también de vidrio llena de pintura en aerosol y mucho más polvo, Namjoon pudo presenciar el interior del centro comercial con claridad.

Code Breaker | JinNam  {Binary Code #3}Where stories live. Discover now