➻Plan

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-Capítulo 18-


Fueron a la casa del Herrero, donde a hurtadillas tomaron posesión de armas filosas. Draven tomo un pequeño libro de conjuros. Zuko ira con ellos, no permitirá que la Princesa pase más tiempo en manos de aquella perversa mujer. Además, tienen una cuenta que saldar.

— Marchemos. – los 3 caminaron por un sendero secreto, que desde luego pocos conocen.

Ese sendero conduce al castillo de la Bruja... desde luego pensaron en armar una guerra, todos los hombres capacitados para pelear intervinieran para ganar esta pelea... pero si ellos pueden llegar sin ser vistos hasta donde está la Bruja y la matan, lo demás vendría solo.

— Debemos ir con cuidado, agáchense - dicta Draven. Zuko le hace caso, Emilian no tanto, pensando en que no recibirá ordenes de un Herrero... de pronto recordó que el también fue un herrero, así que no puede decirle nada.

Caminaron un largo trecho... hasta que llegaron.

— Ahí está... ven... todos esos monstruos, será difícil pasar - Murmura Zuko, pensando en algún hechizo potente para despistar a los Raks y otras bestias que yacen ahí.

— Utiliza un hechizo o algo. – opina Emilian.

Como pensador y centrado que es, Zuko saca una flecha.

— ¿Piensas herir a todos uno por uno?... se darán cuenta y vendrán por nosotros- vuelve a hablar Emilian, con voz desesperante.

Según se cree el líder de la misión, pero aquí debe de aprender que para ser eso, se necesita la mente centrada y con una madurez superior a la de él.

— Cállate quieres, él sabe lo que hace. – espeta un tanto molesto Draven.

Entonces se quedan callados. Zuko apunta hacia unos arbustos, fijamente calcula... y suelta la flecha. Pero, no es cualquier flecha, esta al chocar con los árboles provoca un fuego artificial, logrando así obtener la atención de todas las criaturas siniestras que se encuentran alrededor, las cuales inquietas comienzan a desplazarse hacia el lugar de los hechos.

— Listo, eso los detendrá un rato. – avisa el hechicero. Emilian se queda callado, sabe que se precipito.

Entraron cuidadosamente al castillo. y esta vez se encontraron con una bestia de 2 metros.

— Tu turno chico... dejaré que acabes con él. – apunta hacia Draven.

El asiente con la cabeza. se acerca hacia la bestia, y se coloca detrás de él. Repitiendo el hechizo que hizo aquella vez, aquel día donde su vida cambio por completo, y no solo la de él si no la de más gente.

Poco a poco la bestia se fue transformando en piedra, Emilian como aquella vez, se quedó quieto observando, ¿Cómo es posible que él tenga ese poder y el no?

— Bien hecho - lo felicito el hechicero. y siguieron avanzando.

Dentro del calabozo, Eirene se está desesperando, se mueve de un lado a otro buscando una salida por la cual escapar, pero solo existe una pequeña ventana con barrotes, intenta quitarlos con todas sus fuerzas, pero solo logra que sus brazos le duelan. Se sienta en el suelo sucio sin poder hacer nada.

— No dejare que te hagan daño. – Habla hacia su vientre, refiriéndose al pequeño ser que se está formando dentro de sus entrañas. – necesito averiguar el por qué no me ha matado.

Quizás quiere que vayan a buscarla y acabar con Draven, quien es el Guerrero. O quizás acabar con Zuko, el hechicero que le ha ganado una batalla a la Bruja, lo suficientemente poderoso para hacerle frente. También cabe la posibilidad, de que ella sea una clave de algo... pero,

¿De qué?

Se levanta y observa afuera por la ventana, no ve ninguna antorcha avisándole que vienen a rescatarla. Quizás Draven no se ha enterado, tal vez pensó que ella lo dejo esperando y que no se presentaría. Cielos, ¡debe salir de ahí!

Y entonces ve una pequeña luz en un rincón. Extrañada con cuidado se acerca, toca la piedra y ve que esta floja, así que la jala y comienza a abrir paso por ahí. Cuando logro abrir un hoyo por el cual pueda pasar, salió... por fin.

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— Debemos separarnos... yo iré tras Eos, ustedes busquen a Eirene. – ordena Zuko.

Irritado de recibir órdenes Emilian se queja.

— Yo soy el Rey aquí, yo debería ser el líder - reclama.

Entonces Draven se le queda viendo con ganas de matarlo, Zuko con una semblanza extraña lo observa.

— Bien, entonces mi Rey, ve tras la Bruja, y me gustaría saber qué harás cuando la tengas enfrente - se burla un poco de él.

Emilian baja la mirada, y le dice que está bien lo que el sugirió. Así que Zuko se va por un lado, y los otros dos se marcharon con cuidado en otra dirección.

— Deberíamos irnos por allá... ¡mira ahí! unos guardias seguramente dan al calabozo - Sugiere Emilian orgulloso ante su observación. Esta vez Draven le hizo caso, posiblemente tenga razón.

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— No escaparas de mi Princesa - Resonó con fuerza su voz detrás de ella, y manteniendo un hechizo de inmovilidad en Eirene. La capto antes de que la Princesa se diera a la fuga.

Dos Raks yacían detrás de la Bruja esperando alguna orden de parte de su Reina.

— ¿Por qué no acabas conmigo de una vez? ¿Qué estas esperando? – la reta Eirene, haciéndose la valiente.

— Créeme, que muero de ganas por asesinarte - confiesa duramente la Bruja

— Hazlo... o que, ¿temes que yo descubra que tengo algún poder y acabe contigo primero? - La cuestiona, queriendo saber el por qué hasta ahora la bruja la tiene encerrada, siendo que la tiene en su poder y puede acabar con ella, y así gobernar como quiera a Russitea.

Intrigada por eso, Eirene quiere llegar hasta las últimas consecuencias por saber que pretende ese malvado ser.

— ¿Quién dijo que tú me interesas? - Dice por fin, Eirene se queda pensando un tanto preocupada. – el niño que tienes en tu vientre es lo que quiero... te tendré aquí los meses que restan, cuando nazca me quedaré con él, y tu morirás.

Aterrada queda Eirene al descubrir los malvados planes de la Bruja Eos. Ella no permitirá que le quiten a su hijo, pero al matarla ella no podrá hacer nada... espera que en el pueblo ya se hayan dado cuenta de su ausencia.

La Maldición de EireneWhere stories live. Discover now