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-Capitulo 16-


Embarazada... Eirene tendrá un hijo de Draven, se puso feliz, pues tendrá un hijo de aquel hombre que le robo el corazón, pero... ella debe tener un hijo de Emilian, siendo que la Profecía solo se cumpliría así. Sabe que es de Draven, su encuentro fue hace poco más de dos semanas, mientras que de Emilian apenas va una, además las cuentas las tiene claras ahora.

— Pero, ¿Qué pasa?, no te da gusto cierto. - le dice Zuko, al ver su rostro de desconcierto. – es normal, sé que no amas a Emilian... pero ese niño no solo vendrá a salvarnos, si no a llenar tu vida de alegría.

Sus ojos se humedecieron, y entonces aparecieron las primeras lágrimas, no sabe si son de alegría o de tristeza, pero se aferra a Zuko abrazándolo desahogándose con él, necesitaba hacerlo.

Permanecieron un momento así, Zuko no sabe lo que pasa por la mente de Su Reina, pero la apoyara siempre.

— La Profecía no se puede cumplir. - soltó de pronto Eirene separándose de él y limpiando su rostro.

— ¿Por qué dices eso? - pregunta sorprendido por la confesión de ella. Eirene tembló, no sabe si decirle a él es buena idea, pero siente que ya no puede más, debe decírselo a alguien y el es lo más cercano a un padre en estos momentos.

Idealizo que dirían todos al decirles que tendrá un hijo no de su guerrero, si no de un simple herrero del cual se enamoró. Todos le echarían en cara la catástrofe que se aproximaría.

— Este bebe no es de Emilian. - reveló ella por fin, con mucho miedo a lo que diría. Zuko no supo que contestar, simplemente la vio, como no reconociéndola, se ha enterado de algo muy grave.

Se alejo de ella, y volteo a otro lado. La Princesa se sintió morir.

— Perdón Zuko. Me enamoré de otro, y no pude evitarlo... me entregué a él, y él es el padre de mi hijo... no puede ser de Emilian porque estuve con él hace solo una semana, y yo llevo más tiempo en cinta. - le dijo todo de corrido, pero susurrándole para que no escuchara nadie más, sentiría mucha vergüenza.

De hecho, siente mucha pena, al revelar que estuvo con otro hombre antes de casarse... con otro hombre que no es su esposo, que no es su guerrero. Pero no, el instinto de Zuko no puede fallar, él supo desde el momento que afirmo que Eirene estaba en cinta, que ese niño es fruto de un amor de salvación, que ese niño es el que dicto la profecía.

— No, eso no puede ser... Eirene yo estoy seguro que ese niño que llevas en tu vientre, es el indicado... y lo probaré. - sin decir más, sale disparado hacia la salida.

La princesa no sabe que decir, se quedó quieta en un lugar, sentada, confusa...


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Otro que está confundido es Draven, y no solo por la situación con una princesa, si no por lo que le dijo el campesino.

— ¿Ya te decidiste? - pero no pareció tanto como una pregunta, sino más bien como una orden... Volna se sentó a un lado de con él, viendo al horizonte en espera de la respuesta.

En busca de que en los últimos momentos le dieran una solución menos dañina, el aguardo. Pensó nuevamente en todo y suspiró.

— si... iré a decirle la verdad a Eirene - dicto con firmeza y no dejando de ver el horizonte.

La anciana hizo una sonrisa de felicidad. Desde que conoció a Draven, vio en el la misma valentía y ternura de su marido, desea que sea feliz por eso lo ha alentado a luchar por ese amor tan puro que siente y mantiene con Eirene.

— ¿Y qué esperas? Ve a decírselo en este preciso momento.

Entonces, sin decir nada más, y con solo dirigirle una mirada a Volna, se levantó y comenzó a caminar a grandes zancadas, temiendo arrepentirse de lo que hará.

En el castillo... llega Draven, pero desgraciadamente no lo dejaron pasar, insistió en ver a la princesa, tanto... que fueron a avisarle a ella.

— Señora, la busca un joven - le avisa Rexanne, y al momento que dijo eso, el corazón de Eirene palpito tanto que temió que se le saliera por el pecho.

— Háganlo pasar... lo veo en el jardín - le ordeno a la mucama, y la señora salió enseguida haciéndole una reverencia.

Su intuición le decía que ese joven es Draven, y aunque corre peligro que Emilian llegue, no le importa, ella debe decirle que está esperando un hijo de él, aunque no sabe cómo lo tomará, pero ella cumplirá con decirle. Los nervios se fueron apoderando de ella cuando fue caminando hasta el jardín.

— Hola bella dama - dice el, y Eirene al voltear lo tiene de frente, sus miradas se entrelazan creando una sola, llena de amor y pasión. No pueden evitarlo, después de una semana de no verse... y se abrazan.

Ese abrazo dura lo suficiente como para sentirse plenos, para acoplarse suavemente el uno con el otro.

— te extrañe tanto - confiesa ella sin reservas.

Él la toma entre sus brazos y le acaricia el rostro, la ve, y no la deja de ver.

— Tengo que decirte algo... – le anuncia el.

— Yo también, pero dime tu primero.

— No... no me dejes con la duda, ¿Qué pasa?

Entonces los dos se ven fijamente, cada uno con deseo de revelarle la verdad, y no saben cómo reaccionaran.

— Estoy en embarazada - suelta de pronto ella, con unos ojos llenos de temor ante la respuesta de Draven.

El por su parte se queda pensando un poco la situación, tiembla su cuerpo, su mirada cae en el suelo y sus manos se alejan de las de Eirene, ella se siente morir, pero la reacción de él no es tanto de temor o de arrepentimiento, más bien de asombro.

— Sé que no fue planeado, pero estoy esperando un hijo tuyo... y no sé qué hacer, cuando este niño debería ser de Emilian para que la profecía se pueda cumplir – lo dice de corrido.

Entonces Draven la toma del rostro, le da un beso en la frente y la abraza cerrando los ojos, transfiriéndole todo su amor para que ella sienta lo que el siente.

— La profecía se cumplirá cariño.

Ante esa afirmación de parte de él. Eirene se apartó confundida.

— ¿Qué has dicho? - y cuando él le iba a contestar, su mucama se acerca a paso rápido.

— Señora... su marido acaba de llegar - le anuncia y ve al joven, que tiene una mano encima de la mano de Eirene, como un extraño.

Rexanne se alejó, lo que haría su reina ya no le incumbe a ella, por más cariño que se tengan.

— Debes irte... te veré en dos horas en la cabaña donde nos vimos... pero debes irte ahora mismo - más que una petición fue una orden.

Ella camina en dirección a la mansión, pero en eso él la jala y le da un beso fugaz.

— Te estaré esperando, necesito que sepas la verdad - y diciendo eso él se alejó. Eirene se quedó muy confusa con lo que dijo. ¿A qué se refería?, también se había quedado muda cuando le dije que la profecía sí se cumplirá... pero sus dudas no podrán ser aclaradas ahora mismo.

Una hora después, Eirene busco cualquier excusa para salir de la mansión, ya no podía con esa duda que dejo Draven en ella... así que una vez que despistó al lacayo se escabullo sola. Estaba tan metida en esos pensamientos del embarazo y la profecía que no se dio cuenta que un carruaje negro se puso a un lado de ella.

Eirene siguió caminando y entonces, sintió como alguien le tapó la boca por detrás, y a fuerzas la metieron a ese carruaje negro.

La Maldición de EireneWhere stories live. Discover now